domingo, 14 de abril de 2013

Introducción a la Sociología. Catedra: Margiotta

TEXTOS SELECCIONADOS DE LA CATEDRA – DURKHEIM: reglas del método sociológico y WEBER: conceptos sociológicos fundamentales

- Nuestra afirmación de que los hechos deben ser tratados como “cosas” ha encontrado contradicciones. No lo decimos en sentido que los hechos son cosas materiales, sino cosas con el mismo derecho que las cosas materiales aunque de otra manera. ¿Qué es una cosa? Es todo objeto de conocimiento que no es naturalmente compenetrable a la inteligencia, todo aquello de lo cual no podemos tener una noción por un simple análisis mental. Tratar hechos como cosas es observar con ellos determinada actitud mental, es abordar su estudio partiendo del principio de que se ignora lo que son. Todo objeto de ciencia es una cosa, y somos nosotros quienes las construimos, pero cuando hacemos ciencia con ellas, carecen de todo valor científico y deben ser tenidas como nada, como incógnitas e ignoradas. La conciencia nos hace conocer los hechos hasta un cierto punto, recibimos impresiones confusas, pasajeras y subjetivas. La mayor parte de las instituciones sociales provienen formadas por las generaciones anteriores, nosotros no hemos participado en su formación y no es interrogándonos como podremos descubrir las causas que las han engendrado. En lo colectivo, cada H. solo interviene en una mínima parte, cada uno de nosotros tiene una multiplicidad de colaboradores y lo que pasa en los demás nos es desconocido. Nuestra regla exige que el sociólogo ponga su espíritu al nivel del físico, del químico cuando intervienen en una región inexplorada a su conocimiento científico.

- Importa conocer una institución, la concepción que de ella se ha formado el grupo: esta es la únicamente eficaz desde lo social. Dicha concepción no puede conocerse por la simple observación interior, es necesario buscar signos exteriores que la hagan sensible, es un efecto de causas externas que es preciso conocer para apreciar su papel en el porvenir.

- Los fenómenos sociales son externos al individuo. Toda sociedad produce fenómenos nuevos, diferentes de los que se engendran en las conciencias individuales, hay que admitir que estos hechos específicos residen en la misma sociedad que los produce y no en sus partes, o sea, sus miembros. En este sentido son exteriores a las conciencias individuales. Los hechos sociales y los psíquicos no difieren solamente en calidad, sino que tienen otro sustrato, no evolucionan en el mismo medio y no dependen de las mismas condiciones. La mentalidad de los grupos no es la de los particulares, sino que tiene sus leyes propias.

- Los hechos sociales so maneras de hacer o de pensar, reconocibles por l particularidad de que son susceptibles de ejercer una influencia coercitiva sobre las conciencias particulares. La presión ejercida por uno o mas cuerpos sobre otros, no puede confundirse con la que ejerce la conciencia de un grupo sobre la conciencia de sus miembros. Lo especial de la coacción social cosiste en no deberse a determinadas combinaciones moleculares sino al prestigio de que están investidas ciertas representaciones. Las costumbres individuales o hereditarias presentan esta misma propiedad, solamente que nos dominan por dentro, están en cada uno de nosotros. Por el contrario las creencias y partías sociales obran sobre nosotros desde el exterior.

- Las maneras de obrar o de pensar tienen una realidad independiente de la de los individuos. Son cosas que tienen su existencia propia. El individuo las encuentra formadas y nada puede hacer para cambiarlas, esta obligado a tenerlas en cuenta. Para que exista un hecho social es preciso que muchos individuos hayan combinado su acción y que de esa combinación se haya engendrado algún producto nuevo, tiene necesariamente que instituir fuera de nosotros determinadas maneras de obrar y juicios que no dependan de la voluntad particular. Institución son todas las creencias y formas de conducta instituidas por la colectividad.

- La orientación general del método no depende de los procedimientos que se prefieran emplear. Nuestro principio fundamental sobre el que todo se fundamenta y reduce es la realidad objetiva de los hechos sociales.

- Sociología: ciencia que aspira entender la acción social, interpretándola, para explicarla de un modo causal en su desarrollo y efectos.

- acción: conducta humana que trata de una actividad interior o exterior para permitir u omitir, siempre que el sujetote la acción la vinculen a un sentido subjetivo.

- acción social: acción en que el sentido intencionado por su agente, esta remitido u orientado por la conducta y acción de otros, ya sean pasadas, presentes o futuras. No cualquier acción es social, no lo es la acción externa que solo se orienta por expectativas de objetos materiales. El comportamiento interior únicamente es acción social cuando esta orientado por las acciones de los otros. No cualquier contacto entre los H. tiene carácter social, únicamente cuando se trata de una acción con sentido propio orientada a la acción de los otros. La acción social no es ni una acción homogénea de muchos (ej. Cdo llueve todo abren un paraguas) ni la acción de alguien influido por el comportamiento de otros. La acción social puede ser racional con respecto a fines (orientada por expectativas acerca de otros como medios para conseguir fines propios), racional respecto a valores (orientada por creencias concientes a ese valor), afectiva (orientada por afectos y sentimientos actuales) y tradicional ( orientada por costumbres arraigadas).

Susana Torrado:
La dinámica familiar de la Argentina en crisis


Dentro de la familia contemporánea tiene lugar diversos tipos de intercambios: de bienes sexuales, de bienes afectivos, de bienes económicos, de obligaciones jurídicas. Desde esta perspectiva, constituye un lugar de ejercicio de poder a la vez que un lugar de protección respecto del poder. A través de estos intercambios, la familia es investida socialmente de múltiples misiones: debe asegurar la reproducción biológica de la pob, debe asegurar la reproducción de la fuerza de trabajo, debe regular la relación entre los sexos, entre las generaciones, debe asegurar la reproducción de la estructura de las clases sociales y debe ayudar a mantener el orden.
Antes de la década de 1960, era indudable la hegemonía de la familia conyugal, la que no suscitaba oposición ni preocupación social. El abandono de las formas tradicional y la emergencia de modalidades de funcionamiento que parecen escapar por completo al control social generaron dudas acerca de la idoneidad de la institución para seguir desempeñando las tareas con las que era socialmente investida. En este contexto, a partir de 1970 se desarrollan tres principales vertientes para el abordaje de la institución familiar: la que es sensible sobretodo a las determinaciones de clase, la que está centrada en las diferencias de genero y la que se focaliza en las relaciones que se establece entre la familia y el estado.
Adoptada la perspectiva histórica se nos planteó la necesidad de lapsos históricamente significativos. Establecimos entonces que el análisis debía ubicarse en el contexto teórico de los modelos de acumulación, identificando aquellos q sucede en Argentina durante 1870-2000: la estrategia agroexportadora 1870-1930, los modelos industrializadotes del justicialismo 1958-1972 y el ajuste aperturista 1976-2000.


El modelo aperturista


Las políticas de ajuste indujeron efectos indeseables tanto sobre la estructura de clases sociales, como sobre sus niveles de bienestar.
En lo que concierne a la situación ocupacional, la evolución condujo a una severa subutilización de la fuerza de trabajo y una extra fragmentación de la estructura productiva, la disminución relativa del volumen de a clase media y su progresiva salarización, aumento relativo y absoluto del estrato marginal.
En suma la Argentina del ajuste perdió algunos preciosos atributos: una amplia clase media que ayudaba a metaboliza el conflicto social, vastos sectores obreros con inserción laboral estable y niveles de vida modestos pero dignos, altísimos flujos de movilidad social ascendente que permitían transitar la vid en términos de un proyecto.


Tipo de hogar y tamaño


Unipersonales: en el total del país su volumen absoluto en 1947 era de 650 mil, 16%. A partir de 1970 había 616 mil, casi el doble y en 1991 en números relativos se había pasado de 10.2 a 13.4. Es muy distinto el proceso según las jurisdicciones, en la única en la que sube es la CBA.
Los hogares no conyugales: su volumen fluctúa entre 6 y 7% entre 1970-1980 y representan un poco más del 5% a partir de 1990, mientras su tamaño medio es de 2.7 en 1980 y 2.9 en 1991.
Los hogares conyugales: deben haber fluctuado entre el 80 y el 85% del totasl durante la segunda mitad del s XX. Siempre fueron la mayoria.


Tamaño


Entre 1947-1991 tuvo escasa variación. Entre 1947 y 1980 debió fluctuar entre 4.5 y 4.3 para disminuir a 4.0 en 1991.
La disminución del tamaño se observa en todas las regiones pero con distinta intensidad- Hubo una notoria reducción en el tamaño de CBA que no se aprecia en el resto.


Tipo de familia


En primer lugar, se percibe un aumento de las familias monoparentales, eran 14.7% en 19980 y 17% en 1991.
Se constata una notable disminución de las familias extensas 32% en 1970 y 22% en 1991.
También se registró una disminución en la fecundidad. Los parientes que más disminuyen entre 1947 y 1980 son los hijos.


Jefatura femenina


Un aspecto central de las mutaciones de la organización familiar en los tiempos recientes en el progreso del género femenino entre las personas consideradas como cabeza de familia.
En 1947 el porcentaje era de 14.1 y en 1991 era de 22.4. Es verosímil que se acelera a partir de 1970.
Aunque a distintos ritmos se verifica en todas las zonas del país.
Analizando los últimos 50 años el grupos de más rápido crecimiento es el de las ancianas que viven solas. Las jefas de hogares no conyugales y las de las familias completas representan una pequeña porción del total, por lo que su incremento, apenas contribuye al crecimiento total. Las jefas de familia monoparentales muestran un aumento interrumpido (aunque menor que los unipersonales), el que muy probablemente se explique por la mayor incidencia del divorcio y la separación de parejas consensuales.


Hogares unipersonales


Tuvo un crecimiento diferencial de acuerdo al sexo, la edad y el estado civil.
El volumen de hombres que viven solos disminuyo drásticamente y aumento en forma notable el de las mujeres solas.
Entre los hombres se reducen los menores de 45 y aumentan los mayores de edad.
Las mujeres son las que ostentan el más drástico envejecimiento. Las ancianas viudas devienen ampliamente mayoritarias como resultado casi exclusivo del aumento de la esperanza de vida.
Las causas de la vida solitaria difieren según la edad, entre los jóvenes predominan los solteros, en las edades intermedias el divorcio constituye la cusa más importante, sobre todo entre los hombres y que suelen ser las mujeres las que conviven con los hijo luego del divorcio.


Hogares no conyugales


Crecieron moderadamente entre 1970 y 1980 y permanecieron con el mismo volumen absoluto entre 1980 y 1991.
En 1980, el 54% tenía como jefe a un varón, mientras que e 1991 esta proporción había descendido a 48%.


Familias monoparentales


En 1980 existían 882 mil familias así, en 1991 eran 1.246.00. Creció del 14.7% al 17.1%.
Entre 1980-1999 representaban el 9.4% del total de las conyugales, en 1991 el 11.5 y en 1999 el 16.1%.
Si en el pasado eran comunes las viudas, ahora lo son las divorciadas.
Ha aumentado el porcentual correspondiente al tramo 35-44, correspondiente al divorcio.
La evolución es diferencial según las regiones.
Son particularmente vulnerables en razón de su composición (mujeres mayoritariamente). Las mismas imponen restricciones a la capacidad de generar ingresos al tiempo que deben realizar las labores domésticas que demanda el grupo. Esto se agudiza en ciclos económicos depresivos y es una traba para la acumulación en momentos de auge. Pero suelen organizar sus familias con vínculos más igualitarios con una asignación de recursos que prioriza las necesidades alimentarias cuando los ingresos son escasos.


Familias completas


Si bien continúan siendo las predominantes, están en disminución. Era poco más de 5 millones en 1980 y poco más de 6 en 1991. representaban el 85% en la primera fecha y l 83% en la segunda.
Disminuye las casadas legalmente y aumentan las consensúales.
Aumentan las parejas consensuadas formadas por dos solteros jóvenes y por adultos separados o divorciados.


Familias ensambladas


Mejor conocidas como los míos, los tuyos y los nuestros. Se trata de núcleos conyugales completos en os que los hijos de la pareja sea esta legal o consensuada, residente en el hogar son: hijos biológicos de uno solo de los conyugues, hijo biológicos de ambos más hijos biológicos de solo uno de ellos o hijos biológicos de ambos más hijos biológicos de cada uno de ellos por separado.
En Argentina hasta 1999 no había ninguna información sobre este tipo.
Representan el 24.7%.
Involucran sobretodo a mujeres jóvenes dado que los cambios en la nupcialidad conciernen sobre todo a las generaciones más recientes.
Las mujeres son las que aportan la pareja actual hijos de uniones anteriores.


Entorno familiar de los niños


Las mutaciones en la nupcialidad afectan varias dimensiones del contexto de socialización de los hijos.
En el momento de nacimiento una proporción creciente de niños proviene de padres no casados no legalmente. Aumenta masivamente el número de los nacidos extra matrimoniales.
Con datos referidos al área metropolitana entre 1980-1999 se comprueba que si bien no ha habido modificaciones en el volumen de niños de 0-14 años que residen en hogares conyugales (fluctúan siempre alrededor del 97%) por el contrario la distribución de los niños, según la completad de su hogar cambió drásticamente: en 1980 solo 6% vivía en una familia monoparental, en 1999 era del 15%.


Entorno familiar de los ancianos


La composición familiar de los hogares en los que reside la pob de 65 años o más evidencia que es ampliamente mayoritario el numero de lo que viven con su propia familia (como jefes o cónyuges) o con la familia de un hijo. Lamentablemente, esta distribución no contabiliza a los mayores que habitan en asilos o en geriátricos.


Visión de conjunto


El progreso en la salud y en la esperanza de vida determina un rápido crecimiento de los hogares unipersonales, a través del mayor volumen de ancianas viudas.
La cohabitación, los divorcios y las separaciones de uniones consensuales inciden en el aumento del volumen de adultos que viven solos sobretodo hombres, en el incremento d e las familias monoparentales, en la emergencia de las familias ensambladas, en la difusión de las familias consensuales en detrimento de las legales.
La disminución de la fecundidad final de las mujeres se traduce en un menor tamaño final de las familias, lo que comporta la reducción de l numero de hermanos por niños,
La progresiva desaparición de las familias extensas también disminuye el tamaño de los hogares y el tipo de parientes presentes en el hogar.


Modelos de acumulación


En el plano demográfico desde fines del s XIX, Argentina se asemeja notoriamente al occidente europeo.
En as sociedades de capitalismo avanzado, los estudios sobre la evolución de la familia contemporánea distinguen dos etapas: Primera transición vs segunda transición (óptica demográfica), familia moderna vs. Posmoderna (óptica sociológica), sexualidad reproductiva vs sexualidad plástica.
La primera de dio entre fines del XIX y 1960 con el capitalismo industrializador que logró un acelerado crecimiento demográfico y urbanización.
Emergió el amor romántico, la vida interna de la familia estuvo centrada en las relaciones interpersonales de sus miembros, el matrimonio-institución se consideraba la vía regia para lograr relaciones maritales estables, ya que aseguraba la perennidad de los vínculos, los hijos eran privilegiados en la realización, inversión y atención de los padres. Delimitación tajante entre hombre (trabajador) u mujer (ama de casa).
La filantropía estuvo principalmente dirigida a las familias populares, con formas de acción que buscaban establecer la vigilancia directa sobre ellas: se trataba de frenar en esos sectores ciertos comportamientos indeseables que aumentaban rápidamente el costo de la asistencia social. La filantropía englobo el conjunto de normas tendientes a direccional la vida de los pobres como miras a disminuir el costo social de su reproducción, con miras a obtener un número deseable de trabajadores con mínimo de gasto público.
La expansión de la clase obrera asalariada, el avance de su organización político-sindical y el correlativo incremento de su poder de negociación, condujeron después de la 2WW al estado bienestar basado en la universalización de la seguridad social. En efecto, la redefinición de la intervención del estado el cuestión social fue la respuestas que adoptaron las elites frene a la emergencia y expansión de la sociedad salarial.
En el plano de la organización familiar, para la segunda posguerra todos estos procesos habían conducido al final de la primera transición demográfica y a la generalización de la familia moderna.
La emergencia del asalariado contemporáneo también conllevó una incipiente individualización de los ciudadanos concebida como u apartamiento progresivo de los mandato s y sujeciones institucionales.
Tales tendencias conducen a cambios radicales que desembocan en el inicio de la segunda transición a mediados de 1960.
Se produce un lento crecimiento de la población y su envejecimiento, disminución del número de primeros matrimonios y de matrimonios reincidentes, aumento de lo cohabitación y permanente aumento de los divorcios, aumento de las famitas monoparentales y de las ensambladas, disminución marcad del numero de nacimientos, aumento de los nacimientos extramatrimoniales.
Se experimenta de manera diferente su creencia en la autonomía, se piensan que hay formas de realización personal que no pasan por tener hijos. La familia ya o es la realización de un Nosotros sino la realización de uno mismo. El matrimonio ya no es una institución, se ha vuelto más inestable.
Estos cambios remiten a una demanda de autonomía personal, de valoración del ámbito privado, de desvalorización de los lazos de dependencia institucional y personal. Ahora la familia debe ayudar a cada uno de sus miembrso a construirse como prsona autónoma.
Ahora bien desde mediados del 70’ con el agotamiento del modelo idustrializador y el cambia hacia l globalización se inicia en Europa un proceso de deterioro en la condición salarial.
Lo efectos han sido contundentes. Desde los 70 se registra vulnerabilidad en la familia por lazos no legales que promueven la inestabilidad y por riesgos de perder la seguridad social a causa de la precariedad económica.
La contribución doméstica a la reproducción social, puede ser asegurada cualquiera sea la manera en que se organice la vida privada?
En Argentina, e estado de bienestar aparece con el período de industrialización justicialista y desarrollismo 1943-1976. Durante este proceso se generalizó la familia moderna en casi todos los estratos urbanos
Desde 1976 nuestro país asiste el desmantelamiento del estado de bienestar y su reemplazo por el estado subsidiario.
El resultado es que entre nosotros el interrogante acerca del futuro de la familia asume una enunciación diferente a la de los países avanzados. Se trata de saber no ay si la organización familiar está apta par producir la fuerza de trabajo que requiere la acumulación capitalista sino más bien si esta última será capaz de compatibilizar algún mecanismo que vuelva a incluir a los vastos contingentes de población que demandan ser aceptadas en el banquete de la vida.

Sociología del Delito Amateur, Gabriel Kessler


El texto aborda la problemática del delito insertada en un contexto más general, cómo es que surge el nuevo actor social, el delito amateur, que el plantea. También trata sobre la relación variante entre delito y trabajo. Ante esto pone como hipótesis la precarización del ámbito (dónde se vive) y la necesidad sufrida cómo repercuten en el desdibujamiento de las fronteras de lo legal e ilegal. Es así que se propone trazar las características de este nuevo tipo de actor social, decir porque es surge, contextualizarlo, y ver cuando es que s produce el paso a la profesionalización. Ante eso también se propone decir cuáles son las causas para que se produzca el desdibujamiento de las fronteras.

Todo esto lo realiza por medio de un trabajo de campo que cuenta con encuestas y entrevistas directas a personas que cuentas sus experiencias. Y el tipo de trabajo que hace es explicativo, más que descriptivo.


Para entender que lo propuesto por el autor hay que saber: que por delito se entiende al quebrantamiento de la ley1; que hoy en día luego de la crisis de los años noventa, y con el descenso en el nivel del empleo podemos hablar de la presencia de un nuevo actor social, y de nuevas formas de delito. El delito amateur es en el que desconoce la proyección temporal, muchas veces se abandona la delincuencia en la adultez y donde hay tanta planificación del delito. Este tipo de delito se contrapone a las carreras delictivas, al delito como profesión.

La situación durante la década de los noventa se caracteriza por un aumento de los delitos en general y de los delitos contra la propiedad en particular. En cuanto a la población victimaria, ésta es en más de un 90 por ciento joven, masculina, soltera, en gran medida sin antecedentes previos, con nivel educativo bajo pero con alto porcentaje de concurrencia a la escuela entre los menores. Este rejuvenecimiento se advierten en el interior del sistema judicial y penal, en la concentración de las penas en la población de 18 a 20 años y en la disminución de la edad promedio en la población carcelaria. Se ve así uno de los grandes problemas que preocupa hoy en día que es el descenso en la edad de los delincuentes.

La característica del mercado laboral2 argentino yace no en el desempleo de larga duración, sino en la inestabilidad laboral (posiciones precarias, con bajas remuneraciones, sin cobertura social, etc.). La inestabilidad laboral se naturaliza a medida que el trabajo estable se desdibuja de la experiencia transmitida por sus padres y por otros adultos del entorno, es decir que no sólo los jóvenes experimentan la inestabilidad, sino que ya lo fue incluso por sus padres. Esto provoca una reducción del espectro temporal en el cual proyectarse imaginariamente, y produce que no se produzca el establecimiento de una identidad basada en la honestidad y dignidad donada por el trabajo.

Hay que tener en cuenta que con el aumento del delito se ha tenido a alternar entre actividades legales e ilegales, entre el delito y el trabajo, y si bien se tiende a considerar como dos conceptos excluyentes se puede ver que no es tan así. La alternancia entre trabajo y delito tiene muchas combinaciones y depende de factores como oportunidad, calificaciones, contactos valoración del trabajo y el robo, etc. Sin embargo, el trabajo perdura, según lo que dicen los entrevistados, como forma legítima de ascenso social, junto con la educación. Se produce el pasaje de la lógica del trabajador a la lógica de la provisión: mientras en la lógica del trabajador proviene del origen del dinero (como fruto del trabajo honesto y respetable), en la del proveedor esta se encuentra en su utilización para satisfacer necesidades, sean estas básicas o no. Es decir que se da un desacople entre legitimidad3 y legalidad. Se puede también diferenciar el modo de la obtención del dinero y se hablaría de las dos platas: la que se gana fácilmente en los robos y se gasta rápido en salidas, bebida, etc., y la que se gana con el esfuerzo del trabajo y se utiliza para ayudar a la familia, comprar ropa, alimentos.

Para explicar las relaciones de los jóvenes con las leyes se recurre a ciertos términos ya empleados en sociología. El primero es el de la anomia de Durkheim, que implica la falta o debilidad en la presencia de las normas de la sociedad en el actuar de ciertos individuos. Utilizado más tarde por Merton quien afirma que la anomia es un estado en que los individuos sienten tensión cuando hay metas en la sociedad que no puede obtenerse por medios aprobados, y recurren a la innovación, es decir, la obtención de aquellos objetivos por medios no aprobados (delito). También se utiliza el término deriva, introducido por Matza, como un contexto de atenuación circunstancial del carácter moral de las diferencias entre formas legales e ilegales de provisión, posibilitando la alternancia entre una y otra forma.

Se observa una pérdida de la eficacia simbólica de la ley, es decir que aunque no desaparezca la percepción de que algunas acciones son ilegales y otras no, se ve un rechazo a la ley por su inutilidad, e incluso se obvia al Estado como responsable en alguna medida por su situación.

Se produce un desdibujamiento de los límites que establecen las fronteras.

La falla de la ley también se da, porque la lógica de la provisión también se va tornando natural. Lo justo implica la capacidad de juzgar puntualmente una situación y la posibilidad de relacionar este juicio local con un principio general. La dificultad de realizar el segundo movimiento es lo desmorona la posibilidad de la ley.

Todo eso se da en el marco de la adolescencia, donde no se piensa y se juega el todo en un instante, sin reparar en los riesgos. La ley para existir requiere la capacidad de ver el contexto en general y prever las consecuencias futuras.

Esto ocurre también en los problemas de las instituciones, donde el ámbito estudiado no puede ser tratado como si fuera un ente cerrado, sino el marco de los problemas de integración sistémica entre Estado, mercado de trabajo, familia, escuela y barrio.

En cuanto a la racionalidad de las acciones, el autor explica que la reducción del espectro temporal de proyección permite una reducida racionalidad a la hora de delinquir (contrariando las hipótesis de Becker que consideran el delito como actividad económica, y por ende a sus actores como racionales). No hay nada a largo plazo, y se observa la llamada lógica del ventajeo que implica tanto obtener lo que se desea del otro apelando a cualquier medio como no tomar en cuenta las consecuencias de las acciones. Es una lógica que privilegia los fines, a los que no subordina ningún medio ni ninguna ley.


En cuanto a los grupos4 de pares, que el delito nunca se realiza solo, pero en la Argentina no hay grupos totalmente conformados en base al delito, ya que preexisten a él. Además, no poseen reglas predeterminadas y características específicas como en grupos delincuentes en otros países.

Las reacciones son diferentes, así se diferencian los “proveedores” y “barderos”. Proveedores son aquellos que deciden individualmente realizar un delito para proveerse de recursos, ligados a la lógica de la provisión. Los barderos siguen la misma lógica, dentro de un grupo, el delito se caracteriza como una actividad grupal “bardo”-disrupción de las reglas de convivencia comunitaria, de tipo delictivo o no-. Los primeros violan normas legales, y los segundo irrumpen un marco más general, no solo las normas legales. El bardo se caracteriza por la diversión asociada al delito juvenil, el excitement, ya que este provee la economía necesaria para divertirse.

Mientras los barderos cometen los delitos sin mucha planificación, y el delito no es lo central en el grupo, puesto que dentro del grupo puede haber personas que delinquen y otras que no; no influyen la conducta de unos sobre la de otros y no siendo esto necesariamente un criterio de separación, pero en algunos casos sí de distanciamiento, ya que la conducta no es del todo aceptada. En cambio, los proveedores tienen más planificación, a decisión del delito es individual, y luego para concretarla se recurre al grupo.

Mientras que el delito no es un criterio de separación, la droga si lo es, ya tiende a modificar las relaciones con las personas, y la sociabilidad.

La profesionalización se produce cuando se comienzan a tomar más en cuenta la relación costo-beneficio, una vez que se ha adquirido cierta experiencia y se decide continuar con la acción. Se va incorporando enseñanzas sobre el riesgo, y una primera fase es cuando se encuentra un equilibrio entre el riesgo y el beneficio que se obtendrá. Estos comienzan a adscribir a un código más normativo que indica a quién robar y a quién no, cómo hacerlo, y dictamina la relación con la victima. También se trata de normalizar la relación con el principal actor no deseado, la policía, a quienes se enfrentan como en una guerra, pues por ella son amenazados de muerte constantemente, pero no faltan las negociaciones. Es así, donde la lógica de la provisión se va dejando de lado en pos de la obtención de ingresos por medio del delito.

En esta profesionalización, también se tiene más recaudos en el uso de armas, pues ven las ventajas que brinda en el robo y las consecuencia que puede traer. Si es así, como la profesionalización implica tomar conciencia de las consecuencias de sus acciones.


Otro problema que se presencia es el aumento de la desigualdad5, pero la vista en relación a los ingresos que perciben en el mismo sector vulnerable y en los servicios a los que unos tienen acceso y otros no. En esto último, también las formas de distribución de los programas de ayuda refuerzan esta tendencia. En todo esto, un elemento que interviene es la ruptura de las reciprocidades entre los sectores sociales. Esta pérdida de expectativas compartidas y de reciprocidades en las relaciones sociales, es en un sentido, la perdida de certidumbres básicas de la vida, que implica que no se pueda prever. Incertidumbre implica la caída de principios de justicia compartidos, en cuanto a aquello que pude y que no se puede legítimamente esperar de cada uno y de cada instancia.

Margiotta. LA SOCIOLOGÍA COMO PROFESIÓN


- 3 rasgos que le confieren este carácter:

- es posible vivir de ella;

- para ejercerla se precisa de formación para adquirir el conocimiento, habilidades y actitudes;

- las competencias profesionales posibilitan la resolución de cuestiones problemáticas para otros actores.


-Es difícil precisar la labor, porque es difícil precisar la Sociología: es la ciencia que trata de explicar y comprender tanto la naturaleza y dinámica de la sociedad humana, las instituciones sociales, las relaciones sociales y los procesos sociales.

- La sociología, como carrera es relativamente nueva y esta en proceso de institucionalización.

Todavía la gente no identifica el rol del sociólogo con claridad.

- Existen muchas expectativas (cuyas respuestas pueden encantar o desencantar) con respecto a ella, la sociología es quien más ha contribuido a la comprensión de los mecanismos de cambio social; además contribuye al mejoramiento (por la imagen que la sociología tiene de la sociedad) y solución de problemas en la vida social.

- Actividades que desempeña: docencia, investigación y el de la profesión.

- Es una disciplina científica, y esas características propias hacen a la docencia y a la investigación (tienden a estar combinadas en el ámbito universitario) una actividad profesional. En los ámbitos académicos se pide una investigación aplica.

- Concepción parcializada = sociólogo intelectual.

- Debe recuperar su valor intelectual = su capacidad para aumentar el conocimiento de la sociedad sobre si misma y de nosotros inmersos en ella. Las personas tendemos a creer que somos autosuficientes para esta tarea de conocernos y de conocer el medio en que nos movemos. La sociología nos muestra los límites de este autoconocimiento.

- Error en pensar que la practica sociológica es suficiente para transformar la sociedad. Pero estos conocimientos teóricos aplicables son necesarios.

- La sociología no se puede reducir ni a su aspecto general ni a los aspectos macrosociológicos.

Aspectos más particulares: la naturaleza de la acción humana y del orden social; la actividad social del hombre y la relaciones sociales, los procesos de crisis, conflicto y cambio social; entre otros.

Temas de la S. General: la familia y el matrimonio, la política, el trabajo y la vida económica, la educación, las religión, otras instituciones sociales; las organizaciones sociales, las poblaciones su estructura y su dinámica; entre otros.

- La práctica del sociólogo es una práctica especializada. Se pueden identificar mas de 30: Metodología de la investigación social; Sociología rural; sociología urbana; S del trabajo; S. Industrial; S de la Salud; S del conocimiento; S. Política; entre otros.

- Las tareas que realiza un sociólogo requiere de actividades de investigación social, este se identifica como eje central en la estructuración histórica de la profesión de sociólogo. Así hay estrategias, procedimientos y técnicas propias. Esta siempre informada por la teoría.

- Es una disciplina humanística , la S. se recupera como crítica social , siempre aparece ver un trasfondo de valores.

- Práctica más directa = sociología aplicada. Consiste en actividades de investigación aplicada, orientado a generar conocimientos para la resolución de problemas prácticos o de interés social.

- Sociólogo = profesional de la investigación de la sociología aplica y planificación social. Se requiere planificar acciones o intervenciones racionales; ejecutar y evaluar esas acciones.

También gestionar o gerenciar planes, programas o proyectos.

- Dice que hay que revisar el perfil de profesional que da la enseñanza. Enseñanza centrada en el hacer.


Las políticas sociales y públicas en general


ESTADO tradicionalmente el demandante de las actividades sociológicas.

Pero en la gestión gubernamental participa también en ciertas actividades privadas.

- Actúan como técnicos, orientados por una racionalidad ligada al conocimiento científico; son los planificadores, consultores, asesores, expertos que ofrecen modelos y estrategias para los objetivos planteados.

Relaciones entre la decisión política y el apoyo técnico requerido.

- Investigación diagnóstica, consiste en la determinación de problemas y causas de ciertas situaciones en sus dimensiones sociológicas.

- Investigación evaluativa, ya sean de seguimiento de procesos o de resultados, tanto en programas y proyectos sociales.

Los proyectos sociales se clasifican de acuerdo a la necesidad que satisfacen:

Satisfacción directa, transferencia directa de los recursos.
Indirecta, los que facilitan su satisfacción.
Introducción de actividades productivas para mejorar la situación.
Introducción de tecnología organizativa que promuevan cambios en las situaciones sociales.
Intento de corrección de situaciones sociales consideradas desviadas de lo normal.
- También se participa de actividades de registro, medición y contabilidad de hechos socio-económicos y demográficos.


Los ámbitos de la actividad no gubernamental

- Estos se realizas en OI, ONG de promoción de desarrollo.

- Organismos intermedias: partidos políticos, sindicatos, iglesias suelen requerir de los servicios (investigación, planificación).

- Organizaciones empresariales, se requiere para un análisis organizacional, la reingeniería social, a la administración de lo recursos.

- Consultoras: investigación de los mercados de los consumidores, de hábitos, actitudes, opciones, valores y preferencias preelectorales.

- Campo de expansión de la profesión es en la docencia y en la capacitación.

- Para un egresado de la carrera de sociología la inserción no es fácil, pero se salva si se induce a la demanda y se tiene un perfil demandable.


Hay una reglamentación para los profesionales y su despempeño, es la Ley 23.553 que regula el Ejercicio de la Profesión del Sociólogo y crea el Consejo de Profesionales de Sociología.

Giddens

XXII. EL DESARROLLO DE LA TEORÍA SOCIOLÓGICA


En todas las disciplinas hay discrepancias en cuanto a las interpretaciones sobre el objeto de estudio. Así en la sociología se discute acerca de cual es el mejor modo de abordar el comportamiento humano.


Orígenes

Antes se explicaba el comportamiento del hombre en términos religiosos, el estudio sistemático comenzó en el siglo XVIII, por los cambios profundos sufridos por el urbanismo e industrialización. Esta sacudida a las formas de vida tradicionales promovió a intentar entender este nuevo mundo.


Comte

Acuñó el termino de “sociología”, y lo utilizo para referirse a este nuevo campo de estudio, que el concebía como la última ciencia en ser creada y l a más compleja de todas. Creía que esta debía contribuir al bienestar de la humanidad.


Durkheim

Influencia do por Comte, pero él creía que para llegar a ser científica la sociología debía estudiar los hechos sociales (como cosas). También se intereso en los cambios que estaban transformando la sociedad, trato de explicarlos con el término de división del trabajo; y que estos a su vez han creado trastornos sociales a los que vinculó con la anomia. Su estudio más importante es sobre el suicidio.


Marx

Sus trabajos cubren diversas áreas pero la mayoría de ellos trata cuestiones económicas. Su perspectiva teórica se apoya en lo que él llamó la concepción materialista de la historia. Él cree que el cambio social esta inducido por influencias económicas, estas vinculadas a los conflictos de clases. Para Marx los cambios más importantes ocurrieron luego del Capitalismo y están ligados a él.


Weber

Estuvo influido por Marx aunque rechazaba su concepción materialista de la historia. Para él el impacto de las ideas y de los valores sobre el cambio social es tan significativo como las condiciones económicas.

Uno de los intereses constantes de Weber es la burocracia (una organización a gran escala dividida en departamentos y regida por funcionarios de distintos rangos).


Enfoques teóricos más importantes


Funcionalismo

El funcionalismo comenzó con Comte y siguió con Durkheim; luego se desarrolló más por los antropólogos Radcliffe-Brown y Malinowski, quienes sostenían que debemos estudiar una sociedad o una cultura en su conjunto si queremos comprender sus principales instituciones y explicar el comportamiento de sus miembros.

Estudiar la función de una práctica o una institución social es analizar la contribución que esa práctica o institución hace a la continuidad de la sociedad en su conjunto. Analizar la función de un elemento social implica mostrar el papel que juega en el funcionamiento de una sociedad.

Con Merton y Parsons tuvo un nuevo enfoque, el primero distingue entre las funciones manifiestas –son aquellas conocidas, intencionadas, por los participantes en un tipo específico de actividad social- y las latentes –son consecuencias de de dicha actividad desconocida por los participantes-. Merton también habla de disfunción –se refiere a ciertos aspectos de la actividad social que tienden a producir cambios porque suponen una amenaza para la cohesión social-.


Estructuralismo

Tiene que ver lingüística, es estudio del lenguaje que antes consistía básicamente en el seguimiento de los cambios en el modo de utilizar las palabras. Esto influenciado por la obra de Saussure, quien creía que analizar el lenguaje es atender a las reglas que subyacen al habla. Este sostiene que el significado de las palabras deriva de las estructuras del lenguaje, pues el significado de las palabras se crea por las diferencias entre conceptos relacionados que reconocen las reglas del lenguaje.

Además, añade que cualquier objeto que podamos distinguir sistemáticamente puede ser utilizado para crear significados.


Interaccionismo simbólico

Este presta mayor atención al individuo activo y creativo, surge al igual que el otro de una preocupación por el lenguaje.

Mead sostiene que el lenguaje nos hace autoconscientes, y la clave de esto esta en los símbolos (es algo que representa otra cosa). El pensamiento simbólico nos libera de estar limitados en nuestra experiencia a lo que vemos, oímos y sentimos.

Para los interaccionistas simbólicos toda interacción entre individuos conlleva un intercambio de símbolos. Cuando se interactúa con los demás constantemente se busca claves para saber cuál es el comportamiento más apropiado.


Marxismo

Puede subdividirse siguiendo las líneas de demarcación de las tres tradiciones teóricas. Pero es a grandes rasgos aquellos que adherían al pensamiento de Marx.


Dilemas

Estructura y acción
Uno de los principales dilemas en sociología tiene que ver con el modo de relacionar la acción humana y la estructura social. ¿Somos nosotros os creadores de la sociedad o, por el contrario, somos producto de ella? La elección de estas dos alternativas nos es tan terrible como pudiera parecer a primera vista, y el problema real reside en cómo relacionar estos dos aspectos de la vida social.

Consenso y conflicto
Un segundo dilema se plantea sobre si las sociedades son armoniosas y ordenadas o si, por el contrario, están marcadas por un conflicto permanente. De nuevo, las dos perspectivas no son totalmente excluyentes, y la cuestión reside en mostrar cómo se interrelacionan el consenso y el conflicto. Los conceptos de ideología y poder resultan de gran utilidad en esta tarea.

La formación del mundo moderno
Un tercer foco de continuos debates en sociología tiene que ver con el análisis del desarrollo social moderno. ¿Los procesos de cambio en el mundo moderno se deben principalmente al desarrollo económico capitalista o a otros factores, incluyendo los factores no económicos? Las posiciones que se adopten en este debate están influidas en parte por las ideas y actitudes políticas de los sociólogos.

El problema del género
Un cuarto dilema surge al plantearnos cómo deberíamos abordar el tema del generó en el análisis sociológico. Las femeninistas han lanzado un desafío a la sociología que esta empezando a dar sus frutos en relación con la investigación empírica: actualmente se están realizando muchos estudios sobre las preocupaciones y actitudes de las mujeres que anteriormente, no se podían realizar. Pero, e si mismos, estos estudios no responden a la pregunta de cuál sería el mejor modo de analizar el género en relación a los enfoques y conceptos existentes en la teoría sociológica.



Teoría: estas tienen un objeto más limitado, y constituyen intentos de explicar una serie de condiciones sociales o tipos de sucesos concretos. Normalmente forman parte del proceso de investigación, planteando problemas a los investigadores.

SOCIOLOGÍA: PROBLEMAS Y PERSPECTIVAS


La sociología es el estudio de la vida humana, de los grupos y de las sociedades. Su ámbito es amplio, desde encuentros entre individuos en las calles hasta procesos mundiales.


¿De que trata la sociología? Algunos ejemplos


Amor y matrimonio. El amor no siempre se relaciono con esa idea romántica y con el matrimonio; estos antes eran para perpetuar y por distintos intereses. Se ve claramente como las ideas sobre amor, matrimonio, sexualidad han cambiado.

La sociología demuestra la necesidad de adoptar una perspectiva mucho más amplia sobre las razones que nos llevan a actuar como lo hacemos.

Salud y enfermedad. Hay diferentes pensamientos acerca de cómo aparecen las enfermedades sociales. De acuerdo al rango social es cómo el enfermo vivirá y como se comportará.

Crimen y castigo. En el siglo XVIII los castigos y torturas eran muy violentos, estos en nuestros días serían repudiados. Ahora también hay cárceles pero se piensa en un modo de rehabilitación. Se da un cambio en la sociedad por: la urbanización e industrialización.


Implicaciones: la naturaleza de la sociología

Comprensión > influencia de los factores sociales à Sociología: esta se centra en el mundo moderno y los cambios radicales.


El cambio en el mundo moderno


Los cambios en las formas de vida en los dos últimos siglos fueron muy grandes.

Cambio de la población urbana y rural. Hay gran parte de la población que vive en las ciudades.
Hay cambios externos y personales (internos a la persona).

Ej. El matrimonio cuando la gente comenzó a trabajar no era necesario que fuera por dinero.

La sociología tiene sus comienzos en los intentos de entender el impacto inicial de los cambios que acompañaron a la industrialización. La tarea de esta es ayudarnos a entender el mundo y su futuro probable.


Sociología y sentido común


Práctica de la sociología > obtener > conocimiento > nosotros mismos (nuestra sociedad y otras en el espacio y tiempo). Sus hallazgos alteran y contribuyen a nuestras creencias de sentido común. Estos no siempre contradicen al sentido común, y sus ideas muchas veces suministran información sobre el comportamiento social.

Investigación > producir > conocimiento à modificar el s. común.


Preguntas sociológicas


Preguntas fácticas. Son sobre los conocimientos esquemáticos e incompletos. Se ocupan de cómo suceden las cosas.

Ej. Sistema legal.


Preguntas comparativas. Comparando sociedades (relacionando un contexto social con otro).


Preguntas de desarrollo. Comparar presente y pasado. Para entender la naturaleza del mundo moderno hay que considerar las sociedades preexistentes y la dirección que han tomado los cambios.


Preguntas teóricas. Estas son necesarias si deseamos también saber el por qué de la cosas (causas), para interpretar mejor los hechos.

Teorías implican construcciones de interpretaciones abstractas para explica situaciones empíricas.

Solo son válidos si se los puede contrastar empíricamente.

Requiere de conocimientos teóricos subyacentes.


Consecuencias previstas e imprevistas de la acción humana


Diferencia: entre lo que pretendemos hacer y las consecuencias imprevistas que esta produce. A veces la conducta emprendida en vista de un objetivo tiene consecuencias que impiden el logro.

La continuidad y el cambio en la vida social son una mezcla de consecuencia prevista y no de las acciones humanas. La sociología tiene la tarea de examinar el equilibrio resultante entre la reproducción (tiene lugar porque hay una continuidad en lo que las personas hacen) y la transformación social.


¿Qué nos puede enseñar la sociología de nuestras propias acciones?


Todos conocemos acerca de la sociedad en que vivimos, pero este conocimiento tiene límites, y la sociología se encarga de decir cuales son. Estas limitaciones nos dan más conocimiento, nos permite saber sobre las consecuencias de nuestras acciones, que afectan a los aspectos de nuestra vida social. Explora entre los rasgos intencionales y no intencionales.


Estructura social y acción social


Estructura social: regularidades subyacentes de los modos de comportamiento de las personas y de las relaciones entre sí. Estas se constituyen de acciones y relaciones humanas, y lo que le confiere la pauta es su repetición en el tiempo y en espacio.

Reproducción social ßà estructura social.

Nuestras acciones están influidas por características estructurales de la sociedad en donde nos desarrollamos; al mismo tiempo recreamos las características en las acciones.


Desarrollo de una perspectiva sociológica


Pensar sociológicamente = ser imaginativos, ver las cosas cotidianas mucho más allá, ver que implican otras cosas.

¡! La imaginación sociológica precisa, sobre todo, el poder “pensar tomando distancia”, lo familiar verlo como algo nuevo.

EJ. Taza de café

Valor simbólico > interacción de 2 personas y ejecución de rituales.
Relaciones sociales y económicas.
Desarrollo económico y social pretérito.
Desarrollar la imaginación sociológica requiere de la historia y antropología.

También se refiere a nuestras posibilidades para el futuro, nos muestra lo que ocurre y lo que podía ocurrir.


¿Es la sociología una ciencia?


La ciencia es el uso de métodos sistemáticos de investigación, pensamiento teórico y examen lógico de argumentos para desarrollar un cuerpo de conocimiento sobre un objeto particular. (Método sistemático, pensamiento teórico, experiencia)

¿Se puede decir que la sociología es ciencia? Puede tener la misma certeza que un objeto (S > personas, pero son cambiantes)

Sociología es una ciencia por su proceder ante el estudio del objeto, pero no es tan exacta. Pero al ser las personas su objeto se benefician, por que quien lo estudia también lo es. Pero las personas al saber que las están estudiando no siempre se comportarán normalmente.


Objetividad


El sociólogo trata de estudiar el mundo social sin prejuicios. Pero la objetividad se alcanza por la observación y discusión. El carácter público es esencial, los estudios están disponibles para su examen.

La objetividad se alcanza mediante la crítica mutua entre miembros de la comunidad.


La importancia de la práctica sociológica


Comprensión de las situaciones sociales.

Implicancia en nuestra vida ante la compresión de forma más clara y adecuada ante una situación social.


Conciencia de las diferencias culturales

Para poder ver el mundo desde diferentes perspectivas ayudando así a acabar con los perjuicios que unos grupos tienen de otros.


Valoración de los efectos de la políticas = evaluación de las iniciativas políticas


El aumento del conocimiento

Cuanto más se sepan las personas sobre las condiciones de su propia acción, y sobre el funcionamiento de la sociedad en general = más probable que puedan influir en circunstancias de su propia vida.


El papel del sociólogo en la sociedad

Deben defender de forma activa y llevar a efecto acciones públicas a favor de programas prácticos de reforma y cambio socias. Deben tomar posición sobre las cuestiones prácticas.

“El Futuro de la Democracia”, Norberto Bobbio, 19851

VI. CONTRATO Y CONTRACTUALISMO
EN EL DEBATE ACTUAL

Una vez más sobre el mercado político
Cuando Henry Summer Maine definió el paso de las sociedades arcaicas a las sociedades evolucionadas como el paso de la sociedad de status a la sociedad de contractus, se refería esencialmente a la esfera del derecho privado.2 Eran los años en los que el crecimiento de la sociedad mercantil, definida por Spencer como paso de las sociedades militares a las sociedades industriales, hacía prever la expansión de la sociedad civil en perjuicio del Estado, de la esfera de las relaciones privadas, interpretadas como paritarias, en perjuicio de la de las relaciones públicas de carácter desigual o de supremacía de una parte sobre otra; en suma, al debilitamiento, sino precisamente a una desaparición, del Estado, el ente históricamente caracterizado por un poder de mandato exclusivo e irresistible.

El Estado no solo no ha desaparecido, sino que ha crecido y extendido hasta provocar la imagen del pulpo de los mil tentáculos. Sin embargo, en compensación, la figura del contrato (con el séquito de todas las figuras afines que lo preceden, lo siguen y lo sustituyen) es empleada cada vez más por los escritores políticos para comprender las relaciones reales que tienen lugar en su interior. Se habla de mercado político y de intercambio político, en comparación con un fenómeno típico de la relación privada que siempre fue colocado fuera de la esfera pública, más aun en antítesis a ella. Se habla de voto de intercambio en oposición al tradicional voto de opinión como si el voto fuese también una mercancía que compra pagando, o en términos más realistas prometiendo, el “equivalente a un precio” (uso a propósito la expresión con la que el artículo 1420 de nuestro Código Civil define el contrato de compraventa), un precio cuya entidad el hombre político, no por casualidad comparado por Schumpeter con un empresario, recaba de los recursos públicos de los que es capaz de disponer, o de los que hace creer que puede disponer. En términos más generales, en referencia, no tanto a la relación personal o personalizada entre clase política y ciudadanos, entre gobernantes y gobernados, sino la relación entre los grandes grupos de interés o de poder que caracterizan a una sociedad pluralista y poliárquica, como la de las democracias capitalistas; se habla, con una terminología típica de las relaciones de intercambio contrapuestas a las relaciones de dominio, de conflictos que se resuelven mediante convenios, transacciones, negociaciones, compromisos, convenciones, acuerdos, y se concluyen, o se auspicia que se concluyan, en un pacto social con respecto a las fuerzas sociales (sindicatos) o, en un pacto político en referencia a las fuerzas políticas (partidos), o incluso en un pacto nacional con respecto a la reforma constitucional. En Italia se presume que existe una convetio ad excludendum, un acuerdo (se entiende tácito) entre algunos partidos para excluir a otros de las coaliciones de gobierno. En fin, se habla no ya desde un punto de vista descriptivo sino prescriptivo, o más débilmente, propositivo, en referencia incluso a una refundamentación del pacto político general, de un nuevo contractualismo, retomando de esta manera la vieja idea, caída en descrédito después de la crisis del iusnaturalismo gracias a las doctrinas historicistas y utilitaristas, de conformidad con la cual la sociedad política es considerada originalmente como el producto de un acuerdo voluntario entre individuos, al menos formalmente, iguales.

Crisis del Estado soberano
Naturalmente es necesario evitar hacer de una flor un ramillete, y tomar en consideración las distinciones debidas (como haré más adelante). Mientras tanto, no se puede dejar de resaltar que toda esta terminología usada tradicionalmente para representar la esfera de los intereses privados por debajo del Estado y, a los más, la esfera de las relaciones internacionales, por encima del Estado, ofrece una representación de la esfera del derecho público interno, ubicado entre la esfera del derecho privado y la del derecho internacional o derecho público externo, diferente de la que ha dominado la teoría política y jurídica a lo largo de toda la formación del Estado moderno. Hablé de representación porque la teoría del Estado moderno esta concentrada totalmente en la figura de la ley como fuente normativa principal de las relaciones de convivencia, contrapuesta a la figura del contrato, cuya fuerza normativa está subordinada a la de la ley y se desarrolla solamente dentro de los límites de validez establecidos por ella, y en el mejor de los casos reaparecer, bajo la forma de derecho contractual allí donde la soberanía de cada Estado choca con la de los otros Estados. Aún allí donde el origen del Estado se hace remontar a un pacto original, este pactum subiectionis o dominationis (no es diferente el contrato social de Rousseau que también es un pacto de sumisión, si no por la forma, sí por el resultado) tiene por objeto la atribución a una persona, no importa si natural (el rey) o artificial (la asamblea), del derecho de imponer la propia voluntad mediante aquel tipo de norma general obligatoria totalmente colectiva que es precisamente la ley. Sean los contrayentes de este pacto el pueblo, por un lado, y el soberano, por otro, y en este caso se trata de un contrato bilateral, o los mismos individuos que se ponen de acuerdo entre ellos para obedecer a un soberano, en este caso se trata de un contrato multilateral, o mejor dicho de un acto colectivo, la figura del contrato es la base de un sistema de convivencia en la que la fuente principal del derecho, y por tanto de la reglamentación de las relaciones sociales, ya no será, una vez agotada la función fundadora del contrato original, el contrato o acuerdo entre las partes, sino la ley que instaura las relaciones de subordinación. El poder que hace de un soberano un soberano, que hace surgir el Estado como unidad de dominio, y por tanto como totalidad, a partir de la sociedad compuesta de partes en cambiantes y efímeras relaciones entre ellas, es el Poder Legislativo. La idea de la comunidad política, desde la polis griega hasta el Estado moderno, está íntimamente vinculada, en contraste con el Estado de naturaleza, a la idea de una totalidad que mantiene unidas a las partes, que de otra manera estarían en perpetuo conflicto entre ellas. Lo que asegura la unidad del todo es la ley y quien tiene el poder de hacer leyes, de condere leges, es el soberano.

Pero se trata de una “representación”. La realidad de la vida política es muy diferente. La vida política se desarrolla mediante conflictos que jamás son resueltos definitivamente, cuya solución se da mediante acuerdos momentáneos, treguas, y aquellos tratados de paz más duraderos que son las constituciones. Este conflicto entre la representación y la realidad puede ser ejemplificado por la discordia entre la ininterrumpida continuidad del conflicto secular, característico de la edad moderna, entre los estamentos y el monarca, entre los parlamentos y la corona, y la doctrina del Estado basada en el concepto de soberanía, de unidad de poder, de primacía del poder legislativo, que se produjo en el mismo período gracias a los escritores políticos y de derecho público como Bodin, Rousseau, Hobbes y Hegel. Pero la doctrina que siempre tiene un carácter normativo y no solamente explicativo, y traza las líneas de lo que debería ser, mientras pretende presentarse como comprensión y explicación de lo que sucede, a veces sobreponiéndose a la realidad, forzándola, adaptándola, simplificándola para reducirla en un sistema compuesto, unitario y coherente, no solamente impulsada por pasiones intelectuales, sino también por ambiciones proyectadas, puede contribuir a retardar la toma de conciencia de las transformaciones que están teniendo lugar o a dar interpretaciones distorsionadas de ellas. Una de las características de la doctrina del Estado que terminó por prevalecer es la superioridad del derecho público, y la consecuente imposibilidad de comprender las relaciones de derecho público recurriendo a las categorías tradicionales del derecho privado. Desde este punto de vista es ejemplar la posición de Hegel, según el cual las principales categorías del derecho privado, la propiedad y el contrato, son insuficientes para hacer comprender la realidad del derecho público que antecede a la organización de la totalidad, mientras el derecho privado se ocupa de la resolución de los conflictos entre partes independientes que permanecen como tales a pesar de las obligaciones jurídicas, e iguales al menos formalmente. Tales categorías no proporcionan una justificación plausible de la majestad del Estado, que tiene sobre los ciudadanos el derecho de la vida y de la muerte, y del que los ciudadanos no pueden salir como lo pueden hacer de cualquier sociedad (incluso de la familia cuando son mayores de edad), ni poner sobre bases sólidas la filosofía política que no tiene que ver con el “sistema del atomismo”, sino con el cuerpo orgánico, en el que cada parte está en función de las demás, y todas juntas en función del todo.3 De acuerdo con esta concepción de las relaciones entre derecho privado y público, una sociedad como la medieval, en la que todas las relaciones políticas son subsumibles en la disciplina del derecho privado, representa una época de decadencia. De esta manera el Imperio alemán para Hegel ya no es un Estado porque las relaciones entre príncipes y el Imperio y entre los mismos príncipes, que deberían estar regulados por el derecho público, son tratadas en cambio como relaciones del derecho privado (familiares y patrimoniales).

El “particularismo” como categoría histórica
No por casualidad hice referencia al medioevo. Cuando se comenzó a evidenciar, sobre todo después de la primera Guerra Mundial, la diferencia entre el modelo heredado del Estado como poder concentrado, unitario y orgánico, y la realidad de una sociedad lacerada, dividida en grupos antagónicos, que tienden a dominarse y establecer entre ellos treguas, pero no una paz duradera, se comenzó a hablar de retorno al medioevo, al menos por parte de una corriente conservadora para la que la doctrina del Estado dominante ya no era capaz de ofrecer instrumentos idóneos para entender que la aparente fase degenerativa del proceso de formación del Estado moderno era en realidad la condición normal, o destinada a volverse normal, de las democracias modernas, cuya única alternativa habrían sido, y de hecho han sido y son, los regímenes autoritarios o totalitarios. Pero, precisamente para entender que se trataba de una condición destinada a durar, era necesario no dejarse dominar por las doctrinas imperantes que contrapusieron rígidamente el derecho público al privado. Esta corriente miró con desconfianza al pluralismo siempre emergente y observó que, con el crecimiento de una sociedad en la que aumentó el número de ciudadanos activos mediante el sufragio universal, con la formación de sindicatos cada vez más fuertes y de partidos de masas, aumentaron las razones de conflicto y su extensión. Así pues, se trataba de una fase de regresión con respecto a la marcha triunfal hacia el Estado como persona colectiva, unitaria y unificante. Esta acentuada preocupación frente a las tendencias pluralistas terminó por dar aliento, en autores tan diferentes como Pareto o Carl Schmitt, a una intensa polémica antidemocrática.

Todavía hoy no ha declinado la misma tentación: uno de los rasgos sobresalientes de la literatura política, no importando la parte de donde provenga dentro del diseño constitucional, es la queja sobre el predominio de los intereses individuales de grupo sobre los generales, y la denuncia del “particularismo” (la categoría del “particularismo” recorre toda la historia del pensamiento político con un signo negativo, bajo las dos formas concretas de la “facción” y de la “corporación”), es la proclamación de la superioridad del interés colectivo o nacional, que por lo demás ninguno es capaz de definir con precisión, salvo redefiniendo el interés nacional como el de la propia parte; en fin, es la constatación de que, predominando los intereses particulares sobre los generales, lo “privado” sobre lo “público”, no existe ya el Estado, entendido precisamente de acuerdo con la doctrina tradicional, como la unidad del todo, sino un conjunto de partes, una junto a otra amontonadas (la metáfora del montón de piedras para representar la antítesis de una unidad orgánica es de Hegel). Observando atentamente, el panorama que vemos todos los días es tan accidentado y tan poco resoluble en los esquemas del derecho público interno, heredados de la doctrina del Estado de los últimos siglos, desde Bodin hasta Weber o Kelsen, que justifica esta posición que se ubica entre la laudatio temporis acti (de un tiempo que jamás existió) y el deseo de una restauración (quizás imposible si no es a costa de tirar junto con el agua sucia del particularismo también al niño de la democracia, un niño que todavía debe crecer y está llamado a crecer o a morir con el pluralismo). Un conocido estudioso francés, después de haber descrito la sociedad dividida, desarticulada, fragmentada, incapaz de encontrar la unidad perdida (precisamente al contrario de la “sociedad bloqueada” de la que otros hablan, signo de que nuestras sociedades cada vez más complejas son verdaderamente un objeto misterioso) le dio el nombre de mérécratie, que quiere decir “cracia” de las partes (una de las tantas “cracias” con signo negativo de las que está plagado el lenguaje político).4 Por lo demás, ¿qué cosa es nuestro término “partidocracia”, creado por Giuseppe Maranini durante la primera denuncia de la prevaricación partidista, sino un equivalente, menos docto, pero polémicamente más incisivo, de “merecracia”? ¿Qué significa “partidocracia” sino una indebida dominación de las partes sobre el todo, sino la forma contemporánea del eterno particularismo?

Las lamentaciones todavía no son un análisis y mucho menos un diagnóstico. Una cosa es la constitución formal y otra la constitución real, o material, como dicen los juristas, y esta segunda es la que debe ser abordada. Un famoso dicho de un gran jurista norteamericano señala que el derecho lo hacen los juristas. Parafraseándolo se puede decir que las constituciones las hacen las fuerzas políticas: las hacen cuando las emanan, y las hacen y las rehacen libremente cuando las aplican (mucho más libremente de lo que pueden hacer los jueces frente a las leyes). En una sociedad democrática las fuerzas políticas son los partidos organizados: organizados en primer lugar para arrebatarse los votos, para hacerse del mayor número posible de ellos. Éstos son los que requieren y obtienen el consenso. De ellos de pende la mayor o menor legitimación del sistema político en su conjunto. El artículo 49 de la Constitución - al que se le hace mucho caso- se limita a que los partidos son lícitos; se trata de un artículo perfectamente inútil, porque a pesar de los ríos de tinta con los que ha sido cubierto, los partidos son mucho más que lícitos. Son necesarios, y aquí radica su fuerza.

El gran mercado
Donde los partidos son más de uno, lo que es conditio sine qua non de la democracia, y con mayor razón donde son muchos, como en Italia, la lógica que preside sus relaciones es la lógica privada del acuerdo, no la pública del dominio. No hay ningún rasgo en la constitución de esta lógica de acuerdo: la constitución se ocupa de la manera de hacer las leyes; pero de la formación de los acuerdos (contratos bilaterales o multilaterales) se ocupa el código civil. Sin embargo, si no se toma en cuenta la vastísima red de acuerdos de la que nacen las exclusiones y las coaliciones, no se entiende nada de la forma como se mueve, se traslada, se transforma lentamente, una constitución. En la Carta magna, la formación del gobierno (artículo 92 y siguientes) es el resultado de una serie de actos unilaterales como son los actos típicos de la relación de dominio: el presidente de la república nombra al presidente del consejo, este selecciona a los ministros, y le propone la nominación de ellos al presidente de la república; el gobierno entra en funciones cuando las dos cámaras le dan la confianza y cae cuando se la retiran. Esta secuencia de actos unilaterales e imperativos esconde la realidad que está tras bambalinas. Dicha realidad es una realidad de transacciones, negociaciones, acuerdos que se alcanzan fatigosamente y cuya fuerza depende, como sucede en todos los acuerdos, del respeto al principio de reciprocidad, del do ut des. Un gobierno puede caer porque un secretario de partido retire sus ministros de la coalición: un acto que si fuese juzgado con base en las normas constitucionales que regulan la vida de un gobierno sería una aberración. No es aberrante si se le juzga desde el punto de vista de las normas escritas y no escritas, formales o informales que regulan cualquier acuerdo: un acuerdo se somete a revisión cuando una de las partes no cumple las obligaciones contraídas. ¿Una de las partes se había comprometido o no a aprobar una disposición? No la aprobó o busco la manera de que no fuese aprobada, entonces el acuerdo queda roto y su resolución, gracias a una de las partes, es perfectamente válida. Se puede recurrir al escándalo. El observador que quiera entender deberá limitarse a constatar que un principio fundamental del derecho público democrático, de acuerdo con el cual el gobierno dura en funciones hasta que no es cambiado por una decisión tomada por mayoría, cedió frente a un principio igualmente fundamental del derecho privado, de acuerdo con el cual los pactos deben ser cumplidos. Cuando estalla la crisis para formar el gobierno se recurre al criticado artículo 92, fracción segunda, con base en la cual la selección de los ministros que deben proponerse al presidente de la república es hecha por el presidente del consejo designado. Se trata de una norma que jamás se ha aplicado, porque la amalgama de los diversos ministros entre los partidos y dentro de un mismo partido, y hasta los nombres de los ministros, son establecidos mediante acuerdos entre los partidos, los cuales, una vez más, demuestran ser más fuertes que la misma Constitución. En las relaciones jerárquicas entre las diversas fuentes del derecho, es un principio fundamental que los contratos no pueden derogar lo que está establecido por ley (se trata de contratos de derecho privado). Aquí sucede lo contrario: el poder del presidente del consejo previsto por la Constitución se ejerce dentro de los límites impuestos por los acuerdos entre los partidos, tan es así que alguien pudo definir el Manual Cencelli como la Grundnorm del ordenamiento italiano.
Es verdad que, a diferencia de los acuerdos privados y de los tratados internacionales, los acuerdos políticos son acuerdos informales, en el sentido de que no están regulados por la ley. Pero quien tuviese la paciencia de recopilar datos empíricos sobre la manera en la que en un país como el nuestro, que hasta ahora se ha regido por un pacto general de exclusión de algunos partidos de las coaliciones de gobierno, y por un gran número de pactos de alianza de dos, tres, cuatro, hasta n partidos, quizás pudiera escribir un manual de derecho constitucional contractual (al lado del derecho contractual privado y del derecho contractual internacional) que, por lo que sé, ninguno hasta ahora lo ha intentado. Entre otras cosas quedaría al descubierto que muchas de las normas codificadas del derecho contractual (o lo tratados) también son válidas para la constitución, modificación y extensión de los acuerdos políticos. Desde aquellas normas referentes a la causa o a las condiciones hasta aquellas generales –estaba por decir de derecho natural- que estipulan que los acuerdos deben ser cumplidos de buena fe, o hasta aquellas sobre los vicios del consenso y sobre las diversas causas de resolución de la relación contractual.
El caso más interesante de la diferencia entre Constitución formal y Constitución real, desde el punto de vista de la superioridad del particularismo sobre el principio de unidad orgánica, es la práctica inoperante de la prohibición de mandato imperativo (artículo 67), que siempre ha sido considerada como uno de los bastiones del Estado representativo, de las revoluciones norteamericana y francesa en adelante. 5 La idea de que el representante -una vez elegido se vuelve miembro del órgano soberano del Estado representativo, el Parlamento- deba ejercer su mandato libremente, no comprometido con las exigencias de sus electores, que no pueden ser más que exigencias para satisfacer intereses individuales o corporativos, es una de las expresiones más características de la polémica de los escritores políticos y de derecho público en defensa de la unidad del poder estatal, de la que es garante el soberano, sea éste el príncipe o el pueblo, contra al particularismo de los estamentos. Como ha sido observado en repetidas ocasiones, el paso de la representación obligatoria –por la cual el representante se limita a transmitir las exigencias de sus representados- a la representación libre -por la cual el representante una vez elegido se desprende de sus electores, que son una parte del todo, y juzga libremente cuáles son los intereses que debe tutelar con base en el supuesto de que los electores, uti singuli, le hayan encomendado el preservar los intereses colectivos y bajo la idea de que los intereses individuales deban ser subordinados a aquellos- puede ser interpretado como el paso de una concepción privatista del mandato –por la que el mandatario actúa en nombre y por cuenta del mandante, y si no actúa dentro de los límites del mandato puede ser revocado- a una concepción publicista, por la que la relación entre elector y electo ya no pueda ser representada como una relación contractual, porque tanto uno como otro están investidos de una función pública y su vínculo es una típica relación de investidura, por la que el investido recibe un poder público y por tanto debe ejercerse dicho poder a favor del interés público.

Pero hoy, quien considere realmente la manera en que se toman las decisiones en un Parlamento, donde los diputados están obligados a observar la disciplina de partido, y cuando se alejan de ella no lo hacen para defender intereses nacionales contra intereses parciales, sino porque obedecen a grupos de presión que en cierto sentido representan intereses más particulares que los de los partidos, debe admitir que una redacción como la del artículo 67 de la Constitución, “Todo miembro del Parlamento representa a la Nación”, suena falsa, si no es que ridícula. Todo miembro del Parlamento representa ante todo a su partido, así como en un Estado estamental el delegado representa ante todo los intereses de su estamento. Con esto de ninguna manera quiero proponer una comparación anacrónica entre el Estado estamental y el Estado de partidos, sino simplemente mostrar una vez más lo difícil que es ver realizado en la práctica el ideal de la unidad estatal por encima de las partes, incluso cuando los sujetos políticos ya no son los grupos, las órdenes que defienden intereses particulares, sino los individuos de un Estado democrático investidos de una función pública. La dificultad nace del hecho de que las sociedades parciales que Rousseau quería coherentemente anular de su república, precisamente porque habrían hecho valer intereses parciales, no solo no han desaparecido con el advenimiento de la democracia, sino que han aumentado enormemente, tanto por efecto del mismo desarrollo de la democracia, de la que nacieron los grandes partidos de masas, como por la formación de grandes organizaciones, para la defensa de intereses económicos en las sociedades industriales, caracterizadas por grandes concentraciones de poder económico. Entre estos potentados casi soberanos se desarrollan continuas negociaciones que constituyen la verdadera red de las relaciones de poder en la sociedad contemporánea, en la cual el gobierno, el “soberano” en el sentido tradicional de la palabra, cuyo lugar debiera estar super partes, figura como un potentado entre los demás, y no siempre el más fuerte.

El pequeño mercado
Mientras entre los partidos tiene lugar el gran mercado, entre partidos y ciudadanos electores se da el pequeño mercado, aquello que hoy se llamaría “mercado político” por excelencia, mediante el cual los ciudadanos electores investidos -en cuanto electores- de una función pública, se vuelven clientes, y una vez más una relación de naturaleza pública se transforma en una relación de naturaleza privada. Se trata de una forma de privatización de lo público que depende de la anterior, es decir, de la capacidad de los partidos de controlar a sus diputados y de obtener el mandamiento de las promesas hechas a los electores. Esta dependencia se da en cuanto la transformación del elector en cliente solamente es posible mediante la transformación del mandato libre en mandato obligatorio. Los dos fenómenos están íntimamente vinculados y ambos son expresión de la disolución de la unidad orgánica del Estado que constituyó el núcleo esencial de la teoría y de la ideología (más ideología que teoría) del Estado moderno, y al mismo tiempo una forma de corrupción del principio individualista del que nació la democracia moderna, cuya regla del juego es la regla de la mayoría, basada en el principio de que a cada cabeza debe corresponder un voto.

No hay duda de que la democracia moderna nació de la concepción individualista, atomista, de la sociedad (otro problema es buscar donde nació el individualismo. Tal cosa es más difícil de resolver en cuanto los aspirantes al papel de fundadores son muchos). Tampoco hay duda de que la democracia representativa nació del supuesto (equivocado) de que los individuos, una vez investidos de la función pública de seleccionar a sus representantes, habrían preferido a los “mejores”. Hay un fragmento de una carta en El federalista, escrita por Madison, que cada vez que se la leo a mis alumnos no ha dejado de provocar una gran hilaridad: es el fragmento en el que se dice que una de las ventajas de la democracia representativa consiste en la elección de un “grupo escogido de ciudadanos, cuya prudencia puede discernir mejor el verdadero interés de su país, y cuyo patriotismo y amor a la justicia no estará dispuesto a sacrificarlo ante consideraciones parciales o de orden temporal”.6 El supuesto es equivocado porque no se entiende cómo se puedan hacer ilusiones (aunque se trate de ilusiones terriblemente duras) sobre el hecho de que el ciudadano destinado a designar a su representante político no nombrase a la persona o al grupo que le daba las mayores garantías de satisfacer sus intereses. La vieja definición de la pertenencia a un partido como idem sentire de re pública dejaba creer falsamente que quien vota por un partido lo haga porque está convencido de la bondad de las ideas que expresa; como se diría hoy, un voto de opinión. En la sociedad de masas, el voto de opinión se está volviendo cada vez más raro; me atrevería a decir que la única opinión verdadera es la de quienes no votan porque entendieron o creen haber entendido que las elecciones son un rito que puede ser pasado por alto sin graves daños, y como todos los ritos, como por ejemplo la comida de los domingos, a fin de cuentas son una aburrición. Opinión discutible, condenable, detestable, pero opinión. En contraste, el voto de intercambio está aumentando en la medida en que los electores se hacen más maliciosos y los partidos más hábiles. No se podría explicar de otra manera la transformación o la degradación de la que somos testigos, en un sistema multipartidista como el nuestro, de algunos partidos pequeños como el socialdemócrata en grupos de presión (por ejemplo de los pensionados) y de los grandes partidos, como la democracia cristiana, compuestos de diversos grupos de presión. En el intercambio entre recursos públicos y consenso, en el que consiste la peculiaridad del contrato político, el interés del elector se encuentra con el interés del partido.

La fuerza de un partido se mide por el número de votos. Mientras más grande es el número de votos en el pequeño mercado que tiene lugar entre el partido y los electores, más grande es la fuerza contractual del partido en el gran mercado que se efectúa entre los partidos, aunque en el gran mercado no solo cuenta el número de votos que un partido puede poner en la balanza, sino también su colocación en el sistema de alianzas, de manera que un partido pequeño, cuando es determinante para la formación de una mayoría, tiene un peso específico mayor. En cuanto a un partido más grande, como el psi, éste es determinante para las alianzas de derecha a nivel nacional y en muchos casos para las alianzas de izquierda a nivel regional.

Mercado político y democracia

Quiérase o no, el mercado político, en el sentido concreto de relación generalizada de intercambio entre gobernantes y gobernados, es una característica de la democracia, ciertamente no de la democracia imaginada por Rousseau y por todos aquellos que creen que el aumento de la participación sea por sí mismo la panacea de todos nuestros males (una participación de controladores, no una participación de controladores controlados), sino de la democracia real que se nutre de este intercambio continuo entre productores y consumidores (o, inversamente, entre consumidores y productores) de poder. En pocas palabras, tener poder significa tener la capacidad de premiar o castigar, es decir, de obtener de los demás ciertos comportamientos deseados, o prometiendo, y siendo capaz de dar recompensas, o amenazando, y siendo capaz de infligir castigos. En las sociedades tradicionales, en las que la mayor parte de la gente sometida no cuenta en absoluto y no interviene en el proceso de legitimación, basta, para tener a raya a la masa ignorante, pobre, sin derechos civiles y mucho menos políticos, el ejercicio del poder punitivo. En las democracias no: en la democracia, la masa de los ciudadanos no sólo interviene activamente en el proceso de legitimación del sistema en su conjunto, usando su derecho de voto para sostener a los partidos constitucionales, y también no usándolo, porque en este caso es válida la máxima de quien calla otorga (hasta ahora ninguno ha considerado los fenómenos de apatía política como una seria amenaza a los regímenes democráticos), sino que, y esto es lo más importante, interviene en el reparto, entre las diversas fuerzas políticas, del poder de gobernar, distribuyendo de diversas maneras los votos de los que dispone.

Es natural que dentro de un sistema democrático el poder no se pueda conservar solamente con el garrote; también es necesaria la zanahoria (un tipo de mercado). Por encima de las metáforas, el consenso mediante el voto es una prestación positiva: una prestación positiva en general requiere una contraprestación. Prestación y contraprestación son los elementos de los contratos bilaterales. En un Estado democrático el mercado político está hecho de tantos acuerdos bilaterales como electores hay. En estos acuerdos la prestación por parte de los electores es el voto, la contraprestación por parte del electo es una ventaja (bajo la forma de un bien o un servicio) o la exoneración de una desventaja.

Los juristas distinguen los contratos bilaterales de los multilaterales. Los acuerdos del mercado político se asemejan más a los primeros, los acuerdos del gran mercado a los segundos. En los primeros, cada una de las dos partes tiene su propia figura distintiva (aquí corresponde un nombre específico): comprador-vendedor, usuario-conductor, depositante-depositario, cambiante-cambiario, con respecto al intercambio político, representante-representado; en los segundos, todas las partes tienen una figura común, la del socio. En los primeros, las dos partes tiene objetivos diferentes, pero un interés común, el de llegar al intercambio; en los segundos, las diversas partes tienen intereses diferentes, pero un objetivo común, que es aquel por el cual se constituye la sociedad. Mientras en el acuerdo constitutivo del intercambio político, las respectivas prestaciones son bastante claras (protección a cambio de consenso), en el acuerdo del gran mercado, del que nacen las coaliciones de gobierno (son raras las coaliciones de oposición), el objetivo común, que en términos generales es el de formar un gobierno y de gobernar, es tan válido y complejo que parece difícil y quizás inútil tratar de determinarlo. A lo más se pueden distinguir los acuerdos de gobierno verdadero y propio (tomando disposiciones referentes a un determinado grupo de cuestiones económicas, sociales o de carácter público, que constituyen el programa de gobierno) de los acuerdos de sub-gobierno que atañen a la equitativa distribución de los cargos y de los encargos. Precisamente, a causa de la variedad y amplitud de los temas sobre los que versa el acuerdo, éste está sujeto a frecuentes revisiones, a actos de rescisión unilateral, a descomposiciones y recomposiciones, a resoluciones recíprocas, especialmente cuando, como en el sistema político italiano, los socios son muchos y frecuentemente rijosos. Además, por la misma vinculación anteriormente señalada en la relación de los grupos y el lazo que cada grupo mantiene con sus propios clientes, cada uno de los socios no puede dejar de observar continuamente los humores de la clientela, del mayor o menor apoyo del que depende, como también señalamos, su fuerza contractual. La validez de un pacto que no está regulado por normas de una autoridad superior para las partes está subordinada a la cláusula rebus sic stantibus. Ahora bien, entre las res cambiantes que pueden llevar a una de las partes a rescindir el acuerdo están las advertencias que vienen de abajo.

La diferencia entre la relación que se instaura entre electos y electores y la que se establece entre uno y otro grupo político, también se muestra en las dos diferentes capacidades que el buen político debe tener: en la conducta del primero, más bien de empresario, en la del segundo, preferentemente de negociador. Las dotes del buen empresario son necesarias para el secretario de partido, las de negociador para el presidente de consejo.

Renacimiento del contractualismo

Nos queda por analizar el tercer aspecto que hoy asume la perspectiva contractual en la reflexión sobre el carácter y sobre las vicisitudes del Estado contemporáneo: aquel que aparece ligado a las teorías del contrato social, el llamado “contractualismo”. Indudablemente hay un renovado interés por las doctrinas contractualistas del pasado, tan es así que no parece inadecuado hablar de “neocontractualismo”. Este interés se debe en parte al éxito del libro de Rawls sobre la justicia, el cual parte precisamente de la “conocida teoría del contrato social tal como se encuentra, digamos, en Locke, Rousseau y Kant” para representar su teoría de la justicia. 7 En realidad la teoría de la justicia de Rawls, aunque tiene bases contractualistas (de un contrato original entre personas racionales), poco tiene que ver con las teorías del contrato social, cuyo objetivo era el de justificar racionalmente la existencia del Estado, de encontrar una fundamentación racional del poder político, del máximo poder del hombre sobre el hombre, no de proponer un modelo de sociedad justa. El problema fundamental de los iusnaturalistas –entre los que podemos agregar, además de los ya citados por Rawls, a Hobbes, Spinoza, Pufendorf y muchos otros- jamás fue el de la justicia, sino el del poder, de manera particular el del poder que no tiene encima de sí otro poder, el poder soberano. Con respecto a este poder de vida y de muerte, fundado en última instancia en el uso exclusivo de la fuerza, la pregunta principal que los filósofos políticos siempre se han hecho es ¿cuál será la justificación de este poder? El contractualismo no es más que una de las posibles respuestas a esta pregunta; por tanto, el problema que éste se ha puesto es el problema de la legitimidad del poder, no el de la justicia.

La más profunda razón del creciente interés por el contractualismo está en el hecho de que la idea de un contrato original de fundación de la sociedad global, diferente de las sociedades parciales que eventualmente la componen, satisface la exigencia de un inicio, o mejor dicho de un reinicio, en una época de graves turbaciones de la sociedad existente. Es oportuna la exhortación de Sieyès, dirigida al Tercer Estado, de declararse asamblea nacional y de actuar como si estuviese saliendo del Estado de naturaleza y se llamase a formar el contrato social.8

Al contrario, una de las razones del eclipse de las teorías contractualistas, entre finales del siglo XVII y finales del siglo XIX, derivó de la idea de que el Estado fuese una cosa demasiado elevada para poder ser explicado como el producto artificial de un acuerdo entre individuos. Es conocido cuanto debe a este argumento el anticontractualismo de Hegel. Igualmente significativo es el siguiente fragmento de Burke (no por casualidad un escritor político antiiluminista, realista, tradicionalista, considerado como uno de los padres del historicismo moderno): “Cuando se trata al Estado con la misma ligereza que distingue a los pequeños intereses pasajeros, cuando se le disuelve a gusto de las partes, entonces de verdad se le considera al mismo nivel de cualquier contrato referente al intercambio de pimienta, café, tejido o tabaco. Es necesario contemplar al Estado con más reverencia.”9

También contribuyeron a dar el golpe de gracia a las teorías contractualistas, además de los argumentos filosóficos e históricos (el contrato original jamás ha existido, es una “quimera”), interpretaciones históricas muy discutibles; el reclamo al medioevo, época en la que las relaciones políticas eran relaciones de tipo contractual, y la conocida crítica marxiana, de que el contrato social de Rousseau, que mediante un pacto pone en relación a los sujetos por naturaleza independiente, es una anticipación de la sociedad burguesa que se preparaba desde el siglo XVI.10 El reclamo al medioevo es incorrecto: cuando se dice, para citar un texto autorizado, que las obligaciones de reciprocidad entre el rey y los obispos, entre el rey y los primados del reino, son equiparables a un pactum, 11 esta interpretación contractualista de las relaciones de poder no tienen nada que ver con el problema del contrato social original que no puede representarse como un contrato bilateral porque es un acto colectivo, que solo impropiamente se puede llamar “contracto”. Por cuanto se refiere a la interpretación marxiana, esta es una generalización indebida de una observación histórica correcta: si el contractualismo nace con el crecimiento del mundo burgués (¡cuánta indeterminación en esta abusiva expresión!), la concepción individualista de la sociedad que está en los cimientos de la democracia moderna, no es más burguesa que proletaria, incluso es más proletaria que burguesa, ya que mientras la burguesía gobernante se habría limitado a un sufragio reservado únicamente para los propietarios, la ampliación del sufragio a los desposeídos fue posible gracias al empuje desde abajo del movimiento obrero; y el sufragio universal es la condición necesaria, si no suficiente, para la existencia y el funcionamiento regular de un régimen democrático, en cuanto es el resultado del principio fundamental de la democracia, según el cual la fuente del poder son los individuos uti singuli y cada individuo cuenta por uno (lo que entre otras cosas justifica la aplicación de la regla de la mayoría para la toma de decisiones colectivas). Fundamentar el Estado en un contrato social, es decir, en un acuerdo de todos aquellos que están destinados a estar sometidos a él, significa defender la causa del poder ascendente contrapuesto al poder descendente, sostener que el poder fluye de abajo arriba y no a la inversa de arriba abajo; en suma, apoyar la democracia contra la autocracia. Esta figura del contrato social no puede ser confundida con las relaciones de poder en la sociedad medieval, aun cuando son definidas como relaciones bilaterales, basadas en una relación de reciprocidad, que no tiene nada que ver con la idea del poder ascendente que se expresa mediante el contrato social.

De esta manera, cuando el tema del contrato se vincula al tema de la sociedad mercantil burguesa, el contrato al que se hace referencia (que es propiamente al que se refiere Marx en algunos fragmentos famosos) es una vez más una de las formas típicas de acuerdo recíproco entre dos partes fundamentalmente iguales, como es el que se instaura entre el comprador y el vendedor de la fuerza de trabajo. Se trata de una clase de acuerdo que absolutamente no tiene nada que ver con el acuerdo multilateral o acto colectivo que es el contrato social.

Precisamente, debido a que la teoría del contrato social se basa en argumentos racionales y está ligada al nacimiento de la democracia (aunque no todas las teorías contractualistas son democráticas), su eclipse no ha sido total. También en el siglo pasado existieron teorías contractualistas, y en todo caso los partidarios del contrato social lo sostuvieron apelando al argumento del individuo como última fuente del poder de mandar a los mismos individuos, contra las tradicionales concepciones solidaristas, organicistas, colectivistas, generalistas, universalistas, de la sociedad y del Estado. En un libro escrito a finales del siglo pasado, y que jamás he visto citado en los debates de estos años, Contrattualismo e sociologia contemporanea, el autor, Salvatore Fragapane (un filósofo del derecho que murió siendo muy joven), desarrollando un análisis crítico del contractualismo sobreviviente –con el consiguiente individualismo–, del impetuoso avance de la sociología (de Comte en adelante), que había considerado el punto de partida individualista como una abstracción metafísica, repugnante para la ciencia positiva, habla de la creciente “contractualización” de las relaciones individuales, que ya había sido resaltada por Maine y Spencer, y la confirma con la justa observación, extremadamente actual, de que “el industrialismo con la necesidad de las grandes fuerzas capitalistas, que solo pueden venir de poderosas asociaciones, y la división del trabajo, con su continuo fraccionamiento y con la consecuente especificación de los intercambios, no sólo determinan el uso de las formas contractuales en las relaciones comerciales y civiles, sino también en las funciones políticas.12 Pero al mismo tiempo hace notar correctamente la diferencia entre este fenómeno de contractualización de las relaciones sociales y políticas, que la ciencia social positiva no puede dejar de tomar en consideración, y la tradicional teoría del contrato original, porque aquella no es “la expresión de un libre arbitrio ubicado en el vacío en los orígenes del fenómeno social [...] en cambio es una fase superior necesaria del devenir social; no es el hecho arbitrario del individuo, sino es la voluntad, que se explica como ley propia de un estadio evolutivo de la sociedad".13

Lo que no queda claro de esta distinción entre contrato original “metafísico” y fenómeno de contractualización de la sociedad, es que el segundo es el objeto de un análisis histórico, mientras que el primero es un modelo regulativo, que no es ni confirmado ni refutado por la segunda, porque se presenta en un plano completamente diferente. Sin embargo, cuando hoy se habla del neocontractualismo en referencia a las teorías del contrato social, debe quedar claro, como perspicazmente había observado el autor anteriormente citado, que una cosa es el problema de la refundación de la sociedad sobre la base del modelo contractualista, y otra es el tema de la disgregación del poder central en muchos poderes difusos y generalmente antagonistas, con el consecuente nacimiento de los llamados gobiernos parciales, y de las relaciones, naturalmente de tipo contractual, entre unos y otros. Incluso estaríamos tentados a decir que el primero nace de la necesidad de encontrar una solución al segundo.

La nueva alianza

Me explico: La característica del acuerdo basado en una relación de tipo contractual, entre dos partes que se consideran recíprocamente independientes, es un acuerdo que por su naturaleza es frágil, y que hace extremadamente inestable la situación general de la sociedad en su conjunto. Valga como prueba la condición de la sociedad internacional. Los contratos de derecho privado prosperan y favorecen el desarrollo social a la sombra de la fuerza coactiva del Estado que aseguran el cumplimiento de ellos en un organismo social en el que existe y resiste, a pesar de la corporativización de la sociedad y la multiplicación de grupos que económicamente son cada vez más potentes, el monopolio de la fuerza por parte del poder político. Lo que no sucede en la sociedad internacional, en la que todavía rige el régimen de libre-competencia de las fuerzas, si bien hoy mucho más reducida; y que vale cada vez menos en las relaciones de los grandes potentados dentro del Estado, frente a los cuales el Estado conserva formalmente el monopolio de la fuerza, pero no lo puede ejercer eficazmente y de hecho se cuida de ejercerlo, como lo prueba la timidez con la que el gobierno interviene para restablecer el funcionamiento regular de un servicio público en caso de huelga ilegal o manifiestamente contraria al interés colectivo, del que él mismo debería ser el representante y el garante. (¡Se ha dado el caso de que frente a la intervención de un juez, órgano tradicional y esencial del poder coactivo del Estado, en una controversia de trabajo, las dos partes contratantes hayan realizado fuertes protestas!) La impotencia del Estado frente a las controversias entre los poderosos grupos de interés que se han apoltronado en su interior, hace pensar en la impotencia de la ONU frente a las controversias entre los Estados, aunque el Estado posea formalmente el monopolio de la fuerza legítima, y la organización internacional no. Pero, ¿qué cosa cuenta la legitimidad sin la efectividad? Ciertamente, por una parte, siempre habrá una gran diferencia entre el tener el monopolio de la fuerza y no poderla ejercer, y por otra, el no tenerlo de ninguna manera. Pero es sorprendente, casi paradójico que, mientras se invoca un reforzamiento del poder público por encima de los Estados, se asista a un creciente debilitamiento del poder público al interior, salvo en los casos en los que el poder militar ha tomado el dominio del poder político.

El neocontractualismo, es decir, la propuesta de un nuevo pacto social, global y no parcial, de pacificación general y de fundación de una nueva condición social, una verdadera y propia “nueva alianza”, nace precisamente de la constatación de la debilidad crónica que afecta al poder público en las sociedades económica y políticamente más desarrolladas, digámoslo, para usar un término común, de la creciente ingobernabilidad de las sociedades complejas. La mayor dificultad que hoy debe afrontar el neocontractualismo depende del hecho de que los individuos detentadores, cada uno independientemente del otro, de una pequeña cuota del poder soberano, protagonistas del proceso continuo de legitimación y relegitimación de los órganos encargados de tomar las decisiones colectivas y, por tanto, definitivamente, últimos titulares del derecho de determinar las cláusulas del nuevo pacto, ya no se conforman con pedir a cambio de su obediencia la protección de las libertades fundamentales y de la propiedad adquirida mediante el intercambio (es la teoría del Estado mínimo de Nozick), sino que solicitan que sea introducida en el pacto alguna cláusula que asegure una distribución equitativa de la riqueza, de manera que atenúe -si no precisamente que elimine- las desigualdades de los puntos de partida (lo que explica el éxito del libro de Rawls que pretende responder precisamente a estas preguntas). Esta petición es tan profunda, difundida y general que ha sido transferida del plano nacional al internacional. No es necesario recordar que la gran innovación de la ONU respecto de la Sociedad de Naciones fue la institución del Consejo Económico y Social, que inició un proceso de intervención a favor de los países en vías de desarrollo y llamó la atención de los Estados en el problema, ya no solamente del orden internacional, que durante siglos fue el único fin del derecho de gentes, sino también del problema de la justicia internacional. Esta innovación está representada significativamente por la sobreposición del conflicto este-oeste, que repone, aunque en gran escala, el problema tradicional del orden, y el conflicto norte-sur, que propone el tema extremadamente nuevo de la justicia, no ya solamente entre clases o grupos dentro de los Estados, sino también entre los Estados. Dije dificultad grave porque la perspectiva de un gran superestado benefactor se está abriendo camino en un mundo en el que no ha sido resuelto sino parcialmente, y está ahora en una grave crisis, el proyecto de Estado benefactor limitado a las relaciones internas.

Creo que nadie es capaz de prever la manera en que esta dificultad pueda ser resuelta. De lo que no se puede dudar es de que la solución de esta dificultad constituye el gran desafío histórico al que está llamada la izquierda en un mundo que es presa de la “furia de la destrucción”.


FP 32A3 F El futuro de la democracia Bobbio 1985

Resumen de Berger y Luckman "La Sociedad aomo Realidad Objetiva"

La sociedad como realidad objetiva


INSTITUCIONALIZACIÓN

Organismo y actividad
El ser humano en proceso de desarrollo se interrelaciona no solo con su ambiente natural sino con un orden cultural y social específico. El hombre construye su propia naturaleza, o, el hombre se produce a si mismo. Los hombres producen juntos un ambiente social con la totalidad de sus formaciones socio- culturales y psicológicas. Así como es imposible que el hombre se desarrolle en el aislamiento, también es imposible que el hombre aislado produzca un ambiente humano. El organismo humano carece de medios biológicos necesarios para proporcionar estabilidad al comportamiento humano. La existencia humana se desarrolla empíricamente en un contexto de orden, dirección y estabilidad. Esto significa que el orden social es un producto humano, una producción humana constante, realizada por el hombre en el curso de su externalización. El orden social no se da biológicamente ni deriva de datos biológicos en sus manifestaciones empíricas. El orden social no forma parte de la naturaleza de las cosas y no puede derivar de las leyes de la naturaleza, sino más bien existe solamente como producto de la actividad humana. Aunque ningún orden social deriva de datos biológicos, la necesidad del orden social surge del equipo biológico del hombre.

Orígenes de la institucionalización
Toda actividad humana está sujeta a la habituación. La habituación implica que la acción que se trata puede volver a ejecutarse en el futuro de la misma manera y con la misma economía de esfuerzos. La acciones habitualizadas retienen, su carácter significativo para el individuo, comporta gran ventaja psicológica de restringir las opciones. La habituación libera al individuo de la carga de todas las desiciones, proporcionando un alivio psicológico basado en la estructura de los instintos no dirigidos del hombre, es decir, torna innecesario volver a definir cada situación de nuevo, paso a paso.

La parte más importante de la habituación de la actividad humana se desarrolla en la misma medida que su institucionalización. La institucionalización aparece cada ves que se da una tipificación reciproca de acciones habitualizadas por tipos de actores. Las mismas acciones habitualizadas que constituye la institución siempre se comparten, son accesibles a los integrantes de un mismo grupo.

Asimismo, las instituciones implican historicidad y control. Las tipificaciones reciprocas de acciones se construyen en el curso de una historia compartida. Las instituciones siempre tienen una historia del cual son productos; las mismas controlan el comportamiento humano estableciendo pautas definidas que lo canalizan en una dirección determinada. Para que se produzca una tipificación recíproca debe existir una situación social continua en el que las acciones habitualizadas de dos o más individuos se entrelacen.

Un mundo institucional se experimenta como realidad objetiva, tiene una historia que antecede nacimiento del individuo y no es accesible a su memoria biográfica. La biografía del individuo se aprehende como un episodio ubicado dentro de la historia objetiva dentro del a sociedad.. las instituciones se enfrentan al individuo como hechos innegables; la realidad objetiva de las instituciones no disminuye si el individuo no comprende el propósito o el modo de operar de aquellas. Dado que las instituciones existen como realidad externa, el individuo no puede comprenderlas por introspección: debe salir a conocerlas.

El proceso por el cual los productos externalizados de la actividad humana alcanzar el carácter de objetividad se llama objetivación. El mundo institucional es actividad humana objetivada. Es importante destacar, que la relación entre el hombre productor y el mundo social, su productor es y sigue siendo dialéctica. El hombre y su mundo social interactúan. La externalización y la objetivación son momentos del proceso dialéctico.

La sociedad es un produzco humano. La sociedad es una relación objetiva. El hombre es un producto social.

Sedimentación y tradición
La conciencia retiene solamente una pequeña parte de la totalidad de las experiencias humanas, vale decir, que esas experiencias quedan estereotipadas en el recuerdo como entidades memorables. Si esa sedimentación no se produce, el individuo no podría hallar sentido a su biografía. También se produce sedimentación intersubjetiva cuando varios individuos comparten una biografía común. Puede llamarse verdaderamente social solo cuando se ha objetivado en cualquier sistemas de signos. Un sistema de signos otorga status de anonimato incipientes a las experiencias sedimentadas al separarlas de su contexto originario de biografías individuales concretas y volverlas accesibles en general a todos los que comparten, el sistema de signos en cuestión.

Cabe destacar que el decisivo es el lingüístico. El lenguaje objetiva las experiencias compartidas y las hace accesibles a todos los que pertenecen a la misma comunidad lingüística con los que se convierte en base e instrumento del acopio colectivo de conocimiento. El lenguaje aporta los medios de objetivizar nuevas experiencias. La transmisión del significado se basa en el reconocimiento social de aquella como solución permanente a un problema permanente de una colectividad dada. Los significados institucionalizados deben grabarse poderosa en la conciencia del individuo. Los significados objetivados de la actividad institucional se conciben como un conocimiento y se transmiten como talas; una parte del conocimiento se considera relevante a todos, y otra, a ciertos tipos.

Roles
Los roles son tipos de actores en dicho contexto. Las instituciones se encarnan en la experiencia individual por medio de roles, los que, objetivizados constituyen un ingrediente esencial del mundo objetivamente accesible a cualquier sociedad. Al desempeñar roles los individuos participan en un mundo social; al internalizar dichos roles ese mundo cobra realidad para ellos subjetivamente.

El origen de los roles reside en el mismo proceso fundamental de habituación y objetivación que el origen de las instituciones. Los roles aparecen como se inicia el proceso de formación de acopio común de conocimiento que contenga tipificaciones recíprocas de comportamiento, proceso previo a la institucionalización. Todo comportamiento institucionalizado involucra roles y estos comparten el carácter controlador de la institucionalización.

Los roles representan el orden institucional, posibilitan que ellas existan, una y otra vez, con presencia real en la experiencia de individuos concretos. Esta representación se efectúa en dos niveles. En primer lugar, el desempeño del rol representa el rol mismo; y en segundo lugar el rol representa todo un nexo institucional de comportamiento.

Alcance y modos de institucionalización
El alcance de la institucionalización depende de la generalidad de las estructuras de relevancia. Si la mayoría de las estructuras de relevancia son compartidas en una sociedad el alcance de la institucionalización será amplio; si son pocas las compartidas, ese alcance será restringido. Es posible concebir una sociedad en la que la institucionalización sea total. Siendo así la sociedad todos los problemas serían comunes, las soluciones serán objetivadas socialmente y las acciones sociales estarán institucionalizadas. El extremo opuesto sería una sociedad en la que solo hubiese un problema común y la institucionalización ocurriera solo con respecto a las acciones referentes a ese problema. En este tipo de sociedad no habría no existiría un cúmulo de conocimiento, el cual sería, roles específicos.

La institucionalización no es un proceso irreversible. Por una variedad de razones históricas, el alcance de las acciones institucionalizadas puede disminuir; y además se relaciona con la manera en que se objetiviza el orden institucional.

La rectificación es la aprehensión de fenómenos humanos como si fueran cosas, en términos no humanos. La misma implica que el hombre es capaz de olvidar que él mismo ha creado el mundo humano. Es un mundo deshumanizado que el hombre experimenta como facticidad extraña. La objetividad del mundo social significa que enfrenta al hombre como algo exterior a el mismo; la rectificación puede describirse como un paso extremo en el proceso de objetivación, por lo que el mundo humano pierde su comprehensibilidad como empresa humana.

Bauman, Zygmunt. Pensando sociológicamente


Introducción: sociología ¿para qué?


- La sociología puede ser considerada de diversas maneras: puede ser consideradas desde los libros; como una actividad permanente, verificación continua con experiencias nuevas.

- Cierta palabra à cierto objeto. No nos brinda conocimiento, solo el aspecto à impulso a seguir preguntando. Debe haber alguna diferencia para saber lo que son realmente.

Así la palabra sociología: determinado cuerpo de conocimientos y prácticas que lo utilizan. Este está próximo a la economía y ciencias políticas, pues todos ellos ocupan un mundo hecho por el hombre. Las diferencias son que: la economía se ocupa de las acciones vinculadas a los recursos y la producción y distribución de productos; la ciencia política de las acciones que se refieren al poder y al gobierno. Por esto no se conoce el mundo es si sino lo que hacemos en él.

Todas las ramas difieren entre sus actitudes hacia la selección del objeto de estudio. Todas tratan de estar a la altura de lo que prometen, tratan de obtener y presentar resultados responsables (que lleven a la verdad). A su vez, todas usan las mismas técnicas y mismos métodos, y observan el objeto desde una perspectiva similar. Así la diferencia se ve en el tipo de pregunta que hace cada rama y en los principios utilizados para ordenar la información.

- Si bien la sociología tiene un poco de economía y ciencia política, posee su propia perspectiva cognitiva, sus propias preguntas para indagar sobre las acciones humanas y para la interpretación. Esta le da el hábito de considerarlas como elementos de elaboraciones más amplia, que se encuentran en una red de dependencia mutua (donde la probabilidad de acción cambia según lo que el actor puede o no hacer). Esto moldea el objeto de indagación: elaboraciones, redes de dependencia mutua, condicionamiento recíproco de la acción, sobre la libertad de los actores (preocupaciones de la sociología).

- Planteo central à influencia de las personas sobre otras y la importancia de que vivan en comunicación, intercambio, competencia con otros.

- Es una manera de pensar acerca del mundo, destacada por el SENTIDO COMÚN (conocimiento rico pero desorganizado y asistemático, inarticulado y del cual nos valemos para vivir). Este es el que el que define el límite con otras ciencias.

La gente común no puede dar una opinión acerca de las cuestiones científicas sin ayuda, los expertos (científicos) son quienes pueden verlos y experimentar con ellos, tiene control en el análisis e interpretación del material. Así estas ciencias no son sometidas al sentido común.

Sociología à experiencia de la gente común = materia prima para las conclusiones.


vivir en compañía de otras personas requiere gran cantidad de conocimiento y este se llama “sentido común.”
Las personas normales no se detienen a pensar, ver lo social en lo individual, lo general en lo particular. Es ella la que nos muestra cómo nuestras biografías individuales se entretejen con la historia que compartimos con otros.

El sociólogo no pude apartarse de su conocimiento íntimo, pues estudia al hombre siéndolo.

- Como toda ciencia debe dar un significado a objeto. Pero esto es difícil pues las personas también dan nombre a los fenómenos por el sentido común. Así la sociología y su autoridad sobre el tema puede ser cuestionado. Se traza un limite con el sentido común. Diferencias:

Esfuerzo para por subordinarse a las rigurosas reglas del discurso responsable. Distinción si un supuesto es verdadero o no. Las reglas del discurso exige que el proceder este abierto a un examen público (todos pueden contrastarlo). Todo el mundo debe acatarlo y se velará porque así sea.
Tamaño del campo de que se extrae el material para el juicio. Pues no se basa en solo una experiencia sino que revé varias y las contrasta, nos revela la parcialidad de lo individual. Con esta ampliación se ve el vínculo:
Biografía ßà procesos sociales.

Con esta perspectiva más amplia: diferencia cuantitativa, cualitativa y en los usos del conocimiento

Modo en que cada uno procede para explicar la realidad.
S. C. explica los actos a partir de su propia experiencia.

La sociología trata temas más complejos (problemas de las naciones, los Estados y sistemas económicos y sus efectos en las personas). Tiene una visión del mundo más parcializado puesto que sus observaciones parten de abstracciones.

El poder del sentido común sobre la manera en que entendemos al mundo y a nosotros mismo dependiente de de la índole aparentemente evidente de nuestros conceptos. La sociología por medio de preguntas nos desfamiliariza así quiere superar las limitaciones del sentido común, nos impulsa y alienta a reevaluar nuestra experiencia y a descubrir interpretaciones posibles y a ser más críticos.
El pensamiento sociológico:

tiene el poder de antifijador: muestra un mundo que podría ser diferente de lo que es.
Significa comprender más a fondo lo que nos rodea.
Favorece la solidaridad (fundada en la compresión y respeto mutuo), fortaleciendo a la causa de la libertad – este fortalecimiento es de la libertad individual que intenta basarse en la colectiva, esto tiene un efecto desestabilizador en las relaciones de poder existente-.
Ayuda a entender otra formas de vida, inaccesibles a nuestra experiencia directa



LIBERTAD Y DEPENDENCIA


LIBERTAD:

Capacidad de elegir y decidir limitada por la libertad de otros.
La decisión y la buena voluntad no son suficientes si no tengo los recursos necesarios para llegar al objetivo.
Para actuar libremente nos falta: recursos y libre albedrío.
Restricción: por otros, los recursos y acciones pasadas à marcan que podremos hacer determinadas cosas a o no (somos “rehenes del pasado”).


- Grupos de pertenencia: cualquier persona pertenece a un grupo, transciende a su familia y se integra a otros grupos. Este me permite ser libre en la expresiones y potencialidades pero me restringe por las pautas de juego (reglas que respetar pues sino hay sanción).

Normativo: normas de conducta y las incorpora, vigila lo que hago y si no: sanción

Comparativo: uno le da importancia y los otros no lo saben. Se los toma de regencia y el otro lo desconoce.

- Internalizaciónà la persona internaliza las normas, estas son las que no me permiten explicar las destrezas fundamentales de la vida social. Voy aprendiendo a vivir en sociedad.

Hay una dualidad del YO

1° Yo “yo”: interior. Examina, evalúa, almacena las exigencias y expectativas sociales y las expresa.

2° Yo “mi”: exterior. Exigencias y normas que hay que ampliar, y se le pide a la persona. Imagen que el “yo” de la imagen que los otros tienen de él.

Cuando se tiene más internalizado el “yo” se tiene más personalidad. Fuerza yo: es la capacidad de la persona de poner a prueba las presiones sociales internalizadas en mi à Cuanta más autonomía tengo para soportar las presiones sociales y expresar mi personalidad.

- Otros significativos: personas cuya opinión sobre mi es importante (se valora su opinión)


- Socialización: proceso que dura toda la vida y en donde interactúan libertad e independencia. Se da por el YO-MI, se produce una supresión de los instintos y una formación > conocimiento interior de las exigencia y presiones à se sabe que hacer.

Socialización primaria: educativa. Se da en la niñez y es fundamental.

Socialización secundaria: es constante, va transformándome continuamente (toda la vida).

Se produce al incorporarme a un grupo de pertenencia y distinguirme de otros significativos.


A medida que una persona va creciendo va desarrollando más habilidades y recursos y por ello va a tener más mayor libertad.

Habilidades >educación > recursos = + libertad.


TODO ESTO (concepciones sencillas) à abre un gran parámetro de análisis de la realidad en su conjunto.






Nisbet. La formación del pensamiento sociológico


Las dos revoluciones


El resquebrajamiento del nuevo orden


Ideas de la sociología>surgen> derrumbe del antiguo orden, por el industrialismo y la revolución democrática.

Colapsó à liberó: poder, riqueza y status. Por estos dos, ahora estaban extrañamente organizados, y había que consolidarlos > teoría (perspectiva científica y filosófica). Era difícil no encontrar algo afectado = cambios abruptos.

Nueva perspectiva: comunidad, localización del poder, estratificación de riqueza y privilegios, rol del individuo, reconciliación con los valores de la realidad política y económica.

Revolución Industrial à poder burguesía, nacimiento del proletariado

Revolución Francesa à suscitó emociones distintas, dogmas y perspectivas diversos relativos al hombre y su futuro.

Proliferación de nuevos términos y acepciones para los antiguos: industria, industrialista, democracia, clase, clase media, ideología, intelectual, racionalismo, humanitario, atomístico, masa, comercialismo, proletariado, colectivismo, igualitario, liberal, conservador, científico, utilitario, burocracia, capitalismo, crisis.


Los temas del industrialismo


¿Qué aspectos de la Revolución Industrial habrían de provocar mayor cantidad de respuestas sociológicas y de resultar más rectores en la formulación de problemas y conceptos?

La situación de la clase trabajadora.
1° vez que la clase trabajadora fue un tema de preocupación (moral y analítica) en el pensamiento europeo à pues se ve la degradación de los trabajadores al privarlos de las estructuras del gremio, la aldea y la familia (raíces); inestabilidad general de la sociedad por la perdida de las raíces del hombre.

La propiedad y su influencia sobre el orden social.
La función que se le quería dar a la propiedad = era la base indispensable de la familia, la iglesia, el estado y los grandes grupos sociales.

Si bien hay diferencias entre conservadores y radicales en su concepto de propiedad, ambos odian la propiedad industrial a gran escala y la propiedad de tipo abstracto e impersonal, presentada por acciones compradas y vendidas en la bolsa (especulación).

Urbanismo.
Ciudad > depositaria de todas las gracias y virtudes de la civilización.

> El rechazo à por las afecciones psicológicas > actitud mental antes desconocida. Contexto de: desorganización, alienación, aislamiento mental.

4) La tecnología y el sistema fabril.

Bajo el efecto de la primera y en los confines del último:

La relación hombre mujer de la familia tradicional caducó.
Separación cultural: campo – ciudad.
Liberación de las energías productivas del hombre antes limitadas por la naturaleza.
Subordinación del hombre a la máquina, incorporación anónima al régimen>implantado> por sirena y capataz.
La democracia como revolución


Revolución Francesa > aniquiló > dogma y sentimientos tradicionalistas.

> Emisarios y discípulos diligentes > 1° revolución ideológica.

Declaración de los Derechos del Hombre (leyes de todos los aspectos de la vida social) un acontecimiento que marco a Francia por un siglo.

Esto en un siglo influyó sobre la conciencia europea, por hombres que se creían comprometidos en la constitución de un nuevo orden social.

Cuestiones suscitadas > tradición vs razón y ley, religión vs estado, la naturaleza de la propiedad, la relación de las clases sociales, la administración pública, la centralización, el nacionalismo, el igualitarismo. R. IDEOLOGICA.

> poder político, racionalismo secular ideología moralista

R. Francesa à cambio, regeneró la especie humana.

à cambio el carácter de la política, el rol de los intelectuales cambió junto con la estructura del estado y su relación con los intereses económicos y sociales. La política se volvió una forma de vida intelectual y moral.

“…combinación de igualitarismo individualista […] y de una Voluntad General que daba legitimidad al poder político absoluto” (Rousseau).

Cambios por la legislación:

> La familia. Justificación del divorcio por la unión natural e indisoluble era contraria a la razón y naturaleza. Limitación al poder paterno, cesaba con la moyoria de edad de los hijos. La unidad patriarcal quedaba disuelta.

> Propiedad. Era de pertenencia individual > legar partes iguales.

> Educación. Asumido por el gobierno. Es la necesidad primera del pueblo, un deber político para todos los ciudadanos.

> Religión. Es para el estado. Toda distinción entre poder temporal y poder espiritual es un palpable absurdo, no puede haberlas que una jurisdicción. Supresión de los votos monásticos y ordenes, eran elegidos por el estado.


- Era obra del poder: poder considerado como algo que nacía del pueblo y era transmutado por fines libertarios, igualitarios y racionalitas, de manera tal que dejada de ser poder para convertirse en ejercicio de la voluntad popular.


Individualiazación, abstracción, generalización


Reprendan lo que significó el cambio revolucionario los filósofos y estudios de ciencia social del siglo XIX.

INDIVIDUALIZACIÓN. Separación de los individuos de las estructuras comunales y corporativas (gremio, aldea, iglesia). No era el grupo sino el individuo era el heredero del desarrollo histórico (gremio > empresario; clase > ciudadano). Una sociedad como un agregado impersonal, unidades separadas de la población.

ABSTRACCIÓN. Separación cada vez mayor de las raíces concretas y particulares que les habían otorgado (de los valores). Se producen unas profundas alteraciones. A los contextos (experiencia del hombre de la naturaleza) que habían servido a la orientación del pensamiento.

Pensamiento tecnológico se impone entre el hombre y el habitat natural directo.

Valores se vuelven abstractos > desplazados > particular y concreto.

GENERALIZACIÓN.

Las ideas > Familia y comunidad à nación, democracia

Se amplían los intereses y las funciones, no ven a sus congéneres como individuos particulares, sino mas bien como un agregado general. Al descomponer lo concreto, la lógica de los hechos tanto como las ideas, abrió la puerta a lo general.

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